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Por Ricardo Sevilla / @sevillacritico
Ernestina Godoy asumió la titularidad de la Fiscalía General de la República (FGR) como encargada de despacho, luego de que Alejandro Gertz Manero presentara su renuncia al cargo
Sus críticos, que mienten todo cuanto pueden, ya salieron a lanzar sus habituales mezquindades: que es corrupta, ineficaz y bobería y media. Era predecible.
Le reprochan que mantenga una relación cercana con la presidenta Sheinbaum y con el proyecto político de Morena. Pero, en el pasado, los exprocuradores (no había fiscales) tenían una descarada relación de dependencia con el PRI y el PAN.
Eran (nauseabundamente) dóciles al poder. Pero ahí no hacían críticas de ninguna clase. Callaban como tapias.
Desde luego, la lupa sobre Godoy es más grande que sobre sus antecesores, porque la expectativa de autonomía en la 4T es mayor.
Ahora bien, contrario a lo que dicen sus denostadores, la formación de Ernestina es sólida y, gracias a eso, ha conquistado muchos logros palpables.
Hay que recordar, por ejemplo, que en noviembre de 2018 fue nombrada Procuradora General de Justicia de la CDMX. Luego, cuando se transformó en Fiscalía, asumió el cargo como la primera Fiscal de la Ciudad desde enero de 2020 hasta enero de 2024.
En su gestión encabezó investigaciones de alto impacto en la capital, incluyendo casos de feminicidios, violencia y otros delitos de alto perfil.
La FGR es una institución toral para el Estado de Derecho. Y, justo por eso, su titular debe garantizar eficiencia y autonomía. Y Ernestina posee esos atributos.
Aunque tuerzan la boca sus malquerientes, la formación sólida y los logros de alto impacto son la armadura de Godoy frente a la metralla de la guerra política.
Afortunadamente, todo mundo sabe que los logros se conquistan con trabajo, mientras que la reputación se destruye con mentiras; aquí el reto es separar los hechos del ruido. Y Ernestina Godoy es mujer de trabajo y resultados.
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