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Un hombre de 57 años fue asesinado a balazos mientras viajaba con su mujer. Los atacantes lo emboscaron y abrieron fuego a plena luz del día, provocando terror
REDACCIÓN
El mediodía en la comunidad de San Martín Coapaxtongo, en el municipio de Tenancingo, se convirtió en una escena de horror. Un hombre de 57 años fue ejecutado a quemarropa mientras conducía su camioneta Chevrolet S10 color roja, acompañado de su esposa.
El ataque ocurrió cuando otro vehículo se le emparejó en el cruce de las calles Nacional e Ignacio Zaragoza; los agresores bloquearon su paso y dispararon en repetidas ocasiones hasta asegurarse de que la víctima no sobreviviera.
De acuerdo con testigos, el estruendo de las balas rompió la tranquilidad habitual de la zona. “Fueron varios disparos seguidos, parecía una ráfaga. La gente corrió a refugiarse dentro de sus casas”, contó un vecino.
Minutos después, la esposa del hombre visiblemente en shock pidió ayuda al número de emergencias. Cuando los paramédicos arribaron, solo pudieron confirmar la muerte de su esposo, quien presentaba múltiples impactos de arma de fuego en el pecho y el rostro.
El ataque fue tan rápido que los agresores huyeron antes de que llegaran las autoridades. Elementos de la Policía Estatal y de la Guardia Nacional desplegaron un operativo de búsqueda en la zona, aunque hasta el cierre de esta edición no se reportaban detenidos.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México inició una carpeta de investigación por homicidio doloso y recabó casquillos percutidos y videos de cámaras de seguridad cercanas.
Los vecinos manifestaron su indignación y miedo. “Esto ya no es un pueblo tranquilo. Cada semana se escucha de un muerto o un robo, y nadie hace nada”, denunció doña Carmen, habitante del barrio. “Nos sentimos desprotegidos, no hay vigilancia y cuando pasa algo, la policía llega tarde”, agregó otro colono.
El cuerpo del hombre fue levantado y trasladado al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley. Su esposa, aunque físicamente ilesa, fue atendida por crisis nerviosa y trasladada a instalaciones ministeriales para rendir su declaración.
Mientras tanto, en San Martín Coapaxtongo el ambiente es de temor. Las calles permanecen semivacías y los habitantes exigen mayor seguridad ante una violencia que, según dicen, “ya no respeta ni el amor ni la vida.”