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La imprudencia al volante vuelve a cobrar víctimas en la peligrosa autopista donde los transportistas operan con impunidad y los habitantes exigen acciones reales.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La tragedia volvió a sacudir el miércoles la autopista México-Puebla, esta vez fue un colectivo de la línea Transportes Chalco 36 el que terminó volcado sobre los carriles centrales, dejando un saldo de 18 personas heridas, tres de ellas en estado crítico.
El accidente ocurrió a la altura del kilómetro 25 y, según testigos, fue provocado por el exceso de velocidad con el que circulaba la unidad marcada con las placas A-10373-F.
Lo que para muchos era un trayecto cotidiano, en cuestión de segundos se convirtió en una escena de horror: cuerpos atrapados, gritos de auxilio y un vehículo completamente destrozado.
“El chofer iba como loco, no le importaba que iba lleno. Parecía que traía costales, no personas”, expresó consternada Ana Sánchez, vecina de Valle de Chalco, quien no dudó en detenerse para auxiliar a los heridos.
La llegada de los cuerpos de emergencia fue inmediata. Paramédicos de Protección Civil y Cruz Roja atendieron a la mayoría de los lesionados en el lugar, mientras que tres pasajeros fueron trasladados de urgencia al Hospital General de Chalco por la gravedad de sus heridas.
Sin embargo, el malestar no se hizo esperar entre los vecinos, quienes aseguran estar hartos de que estos episodios se repitan una y otra vez sin que nadie haga algo.
“Esto no es un accidente, es la consecuencia de años de negligencia. Nadie vigila, nadie sanciona, y las empresas hacen lo que quieren con nuestras vidas”, reclamó con evidente enojo Javier Morales, residente de la zona. Su voz refleja la indignación colectiva de quienes, cansados de contar tragedias, exigen soluciones de fondo.
En los últimos tres meses, al menos siete volcaduras de transporte público han ocurrido en este mismo tramo, lo que evidencia un patrón alarmante. A pesar de los operativos de tránsito que suelen implementarse tras cada accidente, los chalquenses denuncian que las medidas son solo temporales y no atacan el problema de raíz.
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