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De la prisión preventiva a la libertad, el largo camino de Antonio para seguir su defensa sin rendirse
Por Juan R. Hernández
Grupo Cantón
CIUDAD DE MÉXICO.- Tuvieron que pasar dos años para que Antonio Luna Guerra obtuviera un avance significativo en su proceso penal: el cambio de medida cautelar que le permitirá continuar su juicio en libertad. Se trata de uno de los pocos casos en los que un imputado, al rechazar el procedimiento abreviado —mecanismo mediante el cual se reconoce una culpa no probada a cambio de una pena menor— logra mantener su lucha legal sin ceder.
Acusado de un delito que asegura no haber cometido, Luna ha denunciado múltiples irregularidades durante el proceso. Entre ellas, la negativa reiterada de los jueces a admitir pruebas clave para su defensa, como dictámenes sobre sustracción de menores, demandas de patria potestad, pensión alimenticia y denuncias por violencia en su contra. Pese al desgaste físico y emocional, insiste en demostrar su inocencia, motivado por el amor a sus hijos y el deseo de limpiar su nombre.
“Elegí no someterme al proceso abreviado porque soy inocente”, declaró en entrevista con Diario BASTA!. “Lo hice por mis hijos, por mi dignidad, por los mios, porque no acepto declararme culpable de algo que no hice”.

*TEME REPRESALIAS*
Fue el juez Edgar Agustín Rodríguez quien le otorgó el cambio de medida cautelar. Sin embargo, Luna teme represalias por parte de quienes lo acusan. Asegura que han intentado fabricar nuevos cargos en su contra y ejercer presión sobre peritos, fiscales e incluso el propio juez que ordenó su liberación.
“Han denunciado al psicólogo que concluyó que mi hijo nunca sufrió daño de mi parte. Quieren silenciarlo, pero no nos vamos a detener”, afirmó.
Además, el Primer Tribunal Colegiado de Circuito en Materia Penal ha reconocido que existen indicios de que la parte acusadora actúa con fines económicos, más que en busca de justicia.
A unos días de una audiencia clave en la que, por fin, podría presentar las pruebas que antes fueron ignoradas por los jueces, Luna expresa su temor ante una posible fabricación de delitos que podría regresarlo a prisión. Ante este escenario, hace un llamado a la presidenta Claudia Sheinbaum para que su caso sea revisado con imparcialidad.
“No pido privilegios, solo un juicio justo. Justicia para alguien que ha dedicado su vida al trabajo, al estudio y a la formación profesional”, expresa.
Su historia refleja la lucha de quienes enfrentan un sistema penal que, en ocasiones, prejuzga culpables, vulnerando derechos fundamentales como la presunción de inocencia y el debido proceso, sin permitir una defensa adecuada y digna.
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