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Por Gustavo Infante Cuevas
El mundo del boxeo está de luto. George Foreman, una de las figuras más legendarias del ring, falleció a los 76 años en su casa en Houston, Texas. El campeón eterno, el hombre que noqueó al tiempo, deja un legado que trasciende generaciones. Aunque su familia no ha revelado la causa de su muerte, su impacto en el deporte es incuestionable.
Foreman, no solo fue campeón mundial, también fue medallista olímpico en México 68. En 1973, aplastó a Joe Frazier para coronarse monarca de los pesados, pero en 1974 cayó en la histórica “Rumble in the Jungle” ante Muhammad Ali. Aquel golpe lo transformó. Se retiró, se volvió predicador… pero volvió. Y vaya regreso: en 1994, a los 45 años, noqueó a Michael Moorer y se convirtió en el campeón mundial de peso completo más longevo de la historia.
Además de sus hazañas en el ring, Foreman conquistó otro mundo: el empresarial. Su “George Foreman Grill” vendió más de 100 millones de unidades. Su sonrisa, su fuerza y su historia de redención hicieron de él una leyenda viva.
El boxeo pierde a uno de sus más grandes guerreros, pero su espíritu sigue de pie, en cada golpe de perseverancia, en cada round de la vida. ¡Descansa, campeón!
