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Por Ricardo Sevilla.
Hay gente absurda, desbrujulada y carente de ética que, lamentablemente, está metida en el periodismo.
Se trata de personajes tontos, con la cabeza hueca que confunden la labor informativa con la violencia digital.
Estos ignorantes, que ya son legión, desconocen que, recientemente, una serie de estudios revelaron que el 73% de las mujeres que utilizan redes sociales ha sufrido violencia digital.
Y es que la era digital en la que vivimos presenta una serie de desafíos para el periodismo.
Y una de las principales discusiones que se han abierto consiste, precisamente, en el debate sobre la ética en los medios.
Y es que, lamentablemente, a muchos periodistas y comunicadores parece importarles un cacahuate la veracidad y el respeto a los derechos humanos.
En los últimos días, se ha desatado un fuerte debate debido a que un zoquete comenzó a difundir una serie de mensajes y fotografías que notaban su invencible misoginia.
Se trata de un caricaturista de patilla que, lamentablemente, representa el arquetipo del macho imbécil y retrógrada que tiene animadversión por las mujeres.
El tipejo, después de agredir, cosificar Y lanzar cualquier cantidad de bajezas , Ahora quiere cambiar las cosas y se proclama perseguido político.
Pero no es así. Se trata de un sujeto que debe enfrentar consecuencias legales por esta clase de violencia digital.
No se necesita ser un psicólogo para entender que esta violencia digital genera estigmas y consecuencias psicológicas.
Todos los que ejercemos la labor periodística, deberíamos entender que el periodismo se rige por un código de ética que prioriza la veracidad, la imparcialidad y,
Sobre todo, el respeto a la dignidad humana. Lamentablemente, muy pocos lo quieren comprender. Y hay que explicárselos fuerte, para que lo escuchen y para que lo entiendan. Y si no quieren hacerlo, que enfrenten todo el peso de la ley.
