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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
Comienza con un pueblo decepcionado, harto de las malas decisiones de sus mandatarios y continúa con discursos de odio, rostros desencajados y enrojecidos de los antisistema que todo lo quieren derribar; lo que sucede hoy en Argentina lo hemos visto aquí, más allá de si Milei podrá llevar a cabo su “plan de choque”, el discurso por sí mismo ha hecho que la inflación se dispare y el tipo de cambio se vaya a las nubes; eso lo vivimos con los que querían defender “el peso como perro”; la privatización de industrias estratégicas para el país lo pasamos ya con CFE, PEMEX, carreteras, medios públicos de comunicación y últimamente estamos tratando de revertir las privatizaciones de agua, tierras, minería… Es una película con final desastroso y sangriento, final que por supuesto no deseamos para Argentina.
Ante las malas decisiones, tibieza y presiones del exterior, el pueblo, sobre todo los jóvenes en edad de votar, se engancharon a los discursos de odio, y permeó el resentimiento; el odio que podemos ver aquí, (eso es relativamente nuevo) y que se destaca en personajes como Sandra Cuevas, Ricardo Salinas, Gilberto Lozano, López Dóriga, Dresser, Kenia López, Ferriz, Fox, Verástegui (que abandonó el rosario para postear: “Zurda apestosa envidiosa. Perdón quise decir zurdo”) y otros que se han mudado a la ultraderecha y que, con la “libertad de expresión” como bandera, humillan, denuestan y agreden sistemáticamente a los que no piensan como ellos. Émulos de Trump región 4, si logran de algún modo permear en los que, sin ser remotamente de su clase, se sienten “despojados” de lo que nunca tuvieron y terminan por gritar “indio de Macuspana, pata rajada”. El odio sólo es una resultante visceral, un impulso, no el resultado de un razonamiento y se asocia más al miedo por discriminación, prejuicio o estereotipo.
Esa es la parte de la película que debemos prevenir para no provocar nuevas generaciones permeadas con nuestro propio prejuicio y terminen incendiando a un país como está a punto de suceder con Argentina.
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, por su trasfondo o por su religión” dijo acertadamente Nelson Mandela. Eduquemos en la tolerancia.