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Salvador Guerrero Chiprés
Cuando las novias arrojaron los ramos a las casaderas y casaderos, la pelea fue sin cuartel en la otrora sede del privilegio de la clase política y del ahora inexistente Estado Mayor Presidencial. El que quiera de la boda el azul celeste, que le cueste… ¡saltar por el ramo!
Pétalos, listones, rosas blancas completas volaron en la disputa por los bouquets lanzados a los invitados en Los Pinos, donde desde 2018, las puertas están abiertas a la ciudadanía hasta para celebrar su boda, en pareja o en ceremonia colectiva, como ocurrió ayer para personas que luchan por su reinserción social.
El 60% de las personas, alguna vez privadas de su libertad en la CDMX, considera la estancia en prisión muy difícil de superar por una sociedad que los etiqueta como “exconvictos”, de acuerdo al INEGI. El matrimonio con la reinserción social fortalece a la ciudadanía.
Juan Carlos y Juan Salvador, por ejemplo, salieron ayer de sus centros de reclusión solamente para casarse en el Segundo Festival Iberoamericano de la Libertad organizado por el Instituto de Reinserción Social que encabeza Arturo Morell.
Fueron catorce matrimonios. Son parte de una reivindicación simbólica y política. Son apoyados por su familia de origen y la nueva que sellaron este domingo. Los asistentes atestiguamos un desfile de modas, el matrimonio civil y una emotiva foto en la escalinata de la Casa Miguel Alemán.
Solamente el amor está en todas las religiones y tiene siempre adoradores, dijo Daniela Cordero al encabezar la ceremonia. Su esposo, el Jefe de Gobierno Martí Batres, ha estimulado profundizar el programa de reinserción iniciado durante la gestión de Claudia Sheinbaum.
Hubo una reforma al sistema de justicia de 2008. Apenas hace 5 años en la capital nacional se ha visibilizado el fomento de la participación ciudadana y de autoridades a favor de este derecho.
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