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Salvador Guerrero Chiprés
En la Ciudad de México hay una mejora histórica en seguridad y cultura cívica.
Los datos recientemente presentados por el INEGI —la institución con mayor rigor metodológico y veracidad— confirman el momento inédito por el cual atraviesa la capital nacional: 2022 es el año con la menor tasa en homicidios desde 1989, con solo 8 por cada 100 mil habitantes.
La política de seguridad diseñada por la ex Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo —quien ayer en sus recorridos nacionales visitó Xochimilco—, condujo a ese resultado.
Antes, solo Andrés Manuel López Obrador, como mandatario del entonces Distrito Federal, había logrado en 2005 y 2006 una tasa de nueve homicidios.
Tuvieron que pasar 16 años para superar ese nivel. Los resultados son tan contundentes como irrefutables; pocas o tal vez ninguna ciudad los tiene. La CDMX es más segura y, también se percibe así. La continuidad en la estrategia está garantizada por el Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama.
Hay una creciente y constante mejora de la sensación de seguridad. Según el INEGI, en 2018, tres cuartas partes de la población consideraba la seguridad como la problemática más importante, cuatro años y medio después es menos de la mitad.
La capital nacional se transforma, y en ese proceso, la recuperación de espacios tradicionales es fundamental, como lo que ocurre en Chapultepec, encaminado a ser —como lo mencionó ayer la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto— el bosque cultural más grande del mundo.
En la reinauguración del Mercado de las Flores Cambio de Dolores, Batres Guadarrama colocó el acento en la trascendencia y simbolismo de acercar naturaleza y cultura a los ciudadanos.
El sitio constituye una de las entradas a la historia de México y forma parte de un proyecto integral. Los beneficios, dijo una de las locatarias, se han dejado sentir en la CDMX.
Mejor percepción y resultados que hacen historia.
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