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No tuvo honestidad valiente, pues es corrupción aceptar un cargo para el que no se está preparado.
Redacción Grupo Cantón.
Delfina Gómez en su paso como titular de la SEP realmente salió reprobada. Antes de deja el cargo, asentó que una calificación numérica para primaria y secundaria no debería ser menor a 6. Así, por decreto, la SEP liberó a los estudiantes de algo tan valioso como saber si saben. Fue una amnistía educativa para todos. Nada más cruel para un modelo pedagógico que se cae a pedazos.
Quizá la maestra no quiso evaluar a los 35 millones de alumnos porque tampoco ella resiste una evaluación de su gestión. Estuvo en la SEP un año y cinco meses, tiempo suficiente para quedar en la historia como una de las peores gestiones de la que se tenga memoria.
Y, nuevamente, los más castigados dentro de la mediocridad general fueron los alumnos con discapacidad. Según los últimos reportes de la SEP, hubo una caída de 2.2% en la matrícula en todos los niveles (845 mil alumnos), pero la deserción mayor fue en los alumnos con discapacidad (8 por ciento), que ya de por sí solo está escolarizada una cuarta parte del total de mexicanos en edad escolar.
Si tenemos en cuenta que hubo 190 días de clases, cada día 222 alumnos con alguna condición abandonaron las aulas. Durante su gestión, se cometió el mayor despojo presupuestal. A cada uno de los 6 mil 369 centros nacionales le tocaron solo 345 pesos.
El 99.5% del presupuesto desapareció. En base de resultados de evaluaciones (a las que es alérgica la presente administración) el Banco Mundial los ha bautizado como ‘pobreza de aprendizaje”. ¿Será que el nuevo eslogan ya no será “primero los pobres” sino “primero los empobrecemos”?
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