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Arreando al Elefante | Una cajita con tierra

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Ana María Vázquez

Allende, Zacatecas, al entrar, puedes ver un enorme obelisco en el centro de una rotonda, honra la muerte de algo que muchos pobladores aún padecen y que el país olvidó. La Masacre de Allende.

Marzo de 2011, Felipe Calderón había iniciado desde diciembre de 2006 la llamada “Guerra contra el Narco”, en sociedad con el gobierno norteamericano a través de la DEA; desde 2008 el operativo había llegado a Coahuila pero esto no había frenado a los cárteles, por el contrario, por un lado se fomentó el libre tránsito de droga y por el otro, los carteles rivales, sintiéndose vulnerados, habían provocado choques aún más violentos y las masacres, colgados y “cocinados” comenzaron a recorrer no solo el estado sino el país.

Desde 2010, muchas zonas fronterizas se habían convertido en ciudades fantasma y eran usadas como campos de entrenamiento y bodegas por los grupos delictivos que esperaban pasar su mercancía a EU.

DEMASIADO LEGÍTIMO PARA RENDIRSE

Así llamó la DEA al operativo antinarcotráfico que había iniciado meses antes y en el que se había decomisado una camioneta con más 800 mil dólares escondidos en el tanque de gasolina, el conductor, detenido y
amenazado comienza a hablar y sin planearlo, la DEA descubre que tiene en sus manos la vía para llegar a la cabeza de los Zetas; con los número de pin de las BlackBerry del Z-40 y Z-42 .

Se preparan redadas, en el
inter, desde Estados Unidos se da cuenta a las bases de la DEA en Ciudad de México y ahí se filtran los detalles llegando en cuestión de minutos a Miguel Ángel y Omar Treviño, Z-40 y Z-42 respectivamente.

La
venganza no se hizo esperar, era el 18 de marzo, cuando varias camionetas entraron velozmente a Allende, algunos dicen que 50, otros que más, todas iban llenas de hombres armados que buscaban al “sapo”, uno de los Garza, decían, cuyo padre era dueño de un rancho a las afueras del municipio, rancho que ahora es terreno maldito y de las 4 construcciones, solo quedan restos cosidos a balas.

El contingente entró a saco en Allende, muchos ya sabían dónde buscar e irrumpieron en las casas, nadie podía salir del pueblo ya que todas las salidas habían sido previamente bloqueadas por los Zetas; la ciudad
se bañó de sangre por tres días durante los cuales, las casas fueron destruidas con maquinaria pesada, los negocios saqueados y entre los desaparecidos, se cuentan jóvenes, mujeres y hasta bebés.

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