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Ana María Vázquez
Siguen saliendo audios de Alejandro Moreno, a cuál más detestable, como él, en esta ocasión hablando de matar de hambre a los periodistas. “No hay que matarlos de un balazo, sino de hambre”.
Sin embargo, no he visto morir de hambre a Dóriga, Loret, Ciro, Junco, Rivapalacio y tantos otros que han sabido acomodarse a los intereses del sistema. Son los Intocables. El actual presidente del PRI no hace sino exhibir la manera en que siempre se han desempeñado, en otro fragmento del mismo audio, Moreno señala: “el hijoeputa que se pase de verga hay
que darle una verguiza, pero verguiza salvaje”
El uso de la violencia para “convencer” a los periodistas incómodos ha sido otra de las características de la rancia política neoliberal, sin embargo, ninguno de los arriba mencionados ha sido tocado ni con el pétalo de una rosa, a excepción de Loret, a quien se dice que fue su esposa quien lo mandó a golpear en un ataque de celos.
¿Hasta cuándo seguirán estas prácticas? En un país donde ser periodista honesto es sinónimo de vivir en un terreno minado, este tipo de declaraciones no abonan para nada al clima que estamos viviendo los que ofrecemos información detrás del teclado.
Esta semana, dos periodistas más se unen a las ya múltiples denuncias por amenazas recibidas. Por cierto, la Alianza de Medios no se ha pronunciado al respecto.
En medio del alarmante clima en que vivimos, las declaraciones de Alejandro Moreno deberían estar sujetas por lo menos a una inhabilitación y veto del partido, pero por supuesto no sucederá. Dicen por ahí que “perro no come carne de perro”.
El periodismo en México viene sufriendo bajas por asesinato o “desaparición” desde 1860. Según el Comité para la Protección de Periodistas, formar parte de la prensa en México
es tan peligroso como hacerlo en Afganistán.
Lo más penoso del caso es que Alejandro Moreno no es el único y me temo que tampoco será el último que se exprese en esos términos de la prensa incómoda. ¿hasta cuándo se acabarán esas prácticas?
