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Salvador Trejo
Es verdaderamente alarmante que dos violadores seriales anden sueltos en las calles de la capirucha y que la Fiscalía capitalina y la tira chilanga simplemente se limiten a informar a la ciudadanía sobre su existencia y a pedir ayuda para localizarlos y apañarlos.
En ambos casos existen retratos hablados de los dos cochinotes sexuales, pero de qué sirve eso, los ataquen continúan y entre los dos violines suman ya al menos 50 ataques en contra de indefensas mujeres, algo verdaderamente indignante.
No entiendo cómo es que la Fiscalía de Chilangolandia no cuenta con grupos especiales o de inteligencia que se aboquen a ponerle un cuatro a los violadores para atorarlos. Recuerdo el caso de una policía de Investigación que recientemente se disfrazó para atorar a un violador serial en Tlalpan, pues con los otros dos monigotes deberían hacer lo mismo.
Algo que llama poderosamente la atención es que tanto El Violador de Tlalpan como El Violador del Periférico, utilizan el mismo modus operandi, se acercan a sus víctimas con cualquier pretexto, las amagan con cuchillos y con amenazas de darles chicharrón se las llevan a parques o lugares despoblados para hacer sus cochinadas.
El primero ha atacado a 24 féminas en la calle y, el segundo, a 26 desde 2012 en el transporte público, es decir, lleva ¡9 años delinquiendo! Y no han podido echarle el guante, eso es para alarmar a cualquiera, pues es más que evidente la incapacidad de la policía.
Los violines han dejado rastros en sus víctimas como cabellos o fluidos, pero
ni eso ha servido para darles el atorón. Si la tira chilanga sigue dando palos de ciego, de harina y huevo muchas damitas estarán en peligro.
