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Cuentan que en el área administrativa de Comunicación Social, en el Congreso capitalino, se han caracterizado por mantener la censura y el maltrato a los medios de comunicación. No extraña el sectarismo de ese grupo siendo cuota de Batres, lo que sorprende es que el Congreso siga hundiendo su imagen por ceder al coto de poder de una diputada.
Valentina Batres llegó a la vicecoordinación de Morena con el apoyo de la mitad de los diputados del grupo, ahora de los 34 solo tiene el aval de nueve y cada día pierde un voto.
¿Será que su estrategia es mantener dicha estrategia hasta diciembre para ganar tiempo y negociar con los diputados en la discusión del paquete fiscal, ya que ella preside la Comisión de Hacienda? Por ahora ya limó asperezas con el sindicato para tratar de afianzarse, empero, el problema es la poca capacidad operativa del área. Habría que recordar al grupo de Morena que el Presidente también ha dicho que ocupar un cargo sin la capacidad requerida es corrupción.
¿Soportará el Congreso de la CDMX un manejo errático de la comunicación social donde lo que impera es la censura? El balón está en manos de Morena, pero Mauricio Tabe –presidente de la Jucopo- tiene que tomar cartas en el asunto y con oficio político resolver el tema como sucedió con el Canal, de lo contrario se hundirá con su elefante en el lodazal marrón.
NOCAUT. ¡Vaya paradoja! En el cinturón de paz en el que participaron los diputados de Morena el pasado 2 de octubre, estuvieron a punto de liarse a golpes los diputados Ricardo Ruiz y Eduardo Santillán. El tiro iba estar medio disparejo, pero si Santillán libró el escándalo de corrupción del Bar-Bar quizá si hubiera podido noquear a su coordinador. ¡Abrazos, no periodicazos!