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La idea de Austeridad Republicana no tiene nada que ver con una enemistad de pobres contra ricos; al contrario.
Si la jefa de Gobierno hace efectiva la transparencia en su Gobierno, será un acierto el haberle dejado a los empresarios la inversión para que, con sus millones, hagan la Fórmula Uno en el Autódromo Hermanos Rodríguez, sin necesidad de que la administración morenista meta mano (y así ahorrar 400 mdp que bien pueden servir para la urgente atención de la inseguridad).
Es decir, Claudia Sheinbaum no cerró la puerta al negocio del automovilismo que, en términos turísticos y monetarios, deja a la Ciudad ganancias como la de 2017, de 1 mil 632 mdp, y empleos como los de 2015, que fueron 13 mil 500.
Un aire de “innovación y esperanza” se manifiesta en el turismo y el deporte de élite, mientras se diluyen las incógnitas de los ciudadanos.
La Fórmula Uno se queda en la Ciudad, aunque “Fifí” le llamen. Y la buena noticia no es que se quede, sino que la crítica ciudadana se construya alrededor tanto del pan como del circo.