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Las denuncias de presuntos actos de corrupción en que han incurrido funcionarios estatales o municipales, que hemos hecho públicas en este espacio, ha empezado a incomodar a más de uno, pero bien dice el dicho, “para tener la boca grande hay que tener la cola chica”, y muchos de estos personajes que hoy se dicen atacados, deberían primero limpiar su casa antes de santificarse.
Tenemos casos de exalcaldes, con un historial de corrupción a cuestas, pero ahora por el simple hecho de haber jugado con el partido en el poder se dicen santos e incapaces de perjudicar a su prójimo. Ver para creer.
En Tlalnepantla, hubo hace algunos años una edil que, escudada en las siglas del PAN, se dedicó a hacer negocios a la sombra del poder, que le dieron un poderío económico que le permitió vivir sin sobresaltos por muchos años. Después buscó regresar con las siglas del PRD, sin éxito, la comunidad de Tlalnepantla, por donde compitió, no le permitió el engaño. Como dice el vulgo, se la cobraron.
En el año 2018 y subida en el carro de la “Cuarta Transformación”, ya santificada y establecida en otro municipio, esta edil se dice perseguida, habla de honestidad, se le olvidó su paso por el PAN y su aventura con el PRD. Sin duda, el tiempo pondrá en su lugar a aquellos vividores de la política, a esos chapulines sin principios que, con tal de no perder sus prebendas, olvidaron sus ideales políticos, claro, si alguna vez los tuvieron.
LA DE HOY: ¿Qué compromisos están por cubrirse en Atizapán de Zaragoza, que tiene a sus funcionarios tan nerviosos?, ¿El OSFEM le estorba a la Cuarta Transformación?, ¿Busca Morena un auditor Superior a modo?