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Más democracia antes de que la maten a mansalva como ha ocurrido con otros dogmas morales que ya ni siquiera son ponderados, como la justicia social arrellanada en un polvoriento sillón olvidado. Sabemos que mucha sangre se derramó, durante la gesta revolucionaria bajo el espíritu de la “no reelección y el sufragio efectivo”. Sólo lo primero se preservó mientras los fraudes electorales se hicieron frecuentes y hasta groseros hasta llegar a la crisis poblana originada por la ambición de los Moreno Valle y extendida hasta hoy ya sin los nefastos protagonistas asesinados. (El término final lo escribí a conciencia y bajo mi responsabilidad)
Más fuego a la hoguera con una extraña mutación en el Senado; en tan solo una hora se convencieron más de treinta senadores, del PRI sobre todo, de las virtudes de la consorte del empresario “amlista” –no es miembro de Morena, pero como si lo fuera–, cuando las habían negado sesenta minutos antes. El otro efecto es que Ricardo Monreal, el negociador –podría ser título de una buena película con actrices y actores mexicanos–, avanzó en su propia lucha de ambiciones bajo el peso de los chantajes desde la cúpula para sacar la candidatura de la señora intocable. No es una buena noticia para la Cuarta Transformación en la que, necio como soy, quiero seguir creyendo.
Ante la disyuntiva planteada se antoja URGENTE elaborar una iniciativa de reforma constitucional para constituir a los principales actores del poder Judicial, sobre todo magistrados y ministros, de acuerdo al sufragio universal y no a los intereses de la partidocracia; y en el mismo trance coloco a los fiscales, el general de la Repúblico y los estatales, para una mayor salud democrática… que, según entiendo, es pilar para el presidente en paralelo con el combate contra la corrupción. La democratización sería contundente, cómo disparar a un pájaro con dos tiros.
Para ello solo se requiere de voluntad política; y en este país, presidencialista hasta la médula –más ahora cuando el ochenta por ciento de los mexicanos apoyan al mandatario y se molestan cuando se le señala alguna metedura de pata– como la frustrada consulta programada para hoy que quedó volando al igual que los ex presidentes, aunque en conciencia la reconozcan.