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Decenas de familias de la calle Alfonso Sierra, amanecieron con sus hogares bajo el agua tras las lluvias de esta semana, exigen intervención inmediata del Estado
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Las lluvias en Chimalhuacán trajeron consigo un panorama desolador: decenas de viviendas ubicadas sobre la calle Alfonso Sierra, en la zona urbana ejidal San Agustín, amanecieron con agua hasta la cintura. Las familias damnificadas perdieron muebles, electrodomésticos, ropa e incluso documentos personales, mientras enfrentaban el dilema de salvar lo poco que quedaba en medio de la inundación.
Lo que para muchos vecinos es una catástrofe inesperada, en realidad era una crónica anunciada.

Desde hace meses, habitantes de la zona advirtieron sobre el riesgo de anegamientos debido a la falta de mantenimiento en el sistema de drenaje y en el canal de La Compañía, cuya obstrucción crítica fue reportada reiteradamente. Sin embargo, aseguran que el ayuntamiento encabezado por la alcaldesa Xóchitl Flores nunca ejecutó acciones preventivas.
Ante la emergencia, fue la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) la que intervino con camiones vactor y brigadas de apoyo, intentando drenar el agua acumulada en las viviendas. Pese a estos esfuerzos, los daños materiales ya eran irreversibles.
“Advertimos una y otra vez, pero la presidenta municipal nunca nos escuchó. Hoy nos quedamos sin nada”, narró María de los Ángeles Ortega, quien con lágrimas en los ojos mostraba los restos empapados de su sala.

La indignación se repite de casa en casa. “Solo en campañas aparecen, pero cuando los necesitamos nadie viene. Perdimos refrigeradores, camas y ropa. ¿Quién nos va a ayudar a reponerlo?”, reclamó Julio César Mejía, otro de los damnificados, mientras retiraba agua lodosa de su hogar con una cubeta.
La sensación generalizada es de abandono. Vecinos subrayan que el gobierno municipal nunca envió cuadrillas de limpieza ni de protección civil antes del temporal, a pesar de que las advertencias estaban sobre la mesa.
En contraste, las autoridades locales permanecieron en silencio tras el siniestro, sin emitir pronunciamientos ni enviar brigadas de apoyo social para auxiliar a los afectados.
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