Visitas
Vecinos denuncian un aumento alarmante en robos a transporte público y acusan que la nueva infraestructura ha desatado el caos vial que los expone al crimen.
REDACCIÓN
Grupo Cantón
Desde que entró en operación la Línea 11 del Trolebús Elevado Santa Martha-Chalco, habitantes del oriente mexiquense han visto multiplicarse los asaltos en la carretera federal México-Cuautla, particularmente en el trayecto que va hacia Ixtapaluca.
La zona, afectada por la reducción de carriles, obras inconclusas y largas filas vehiculares, se ha convertido en terreno fértil para la delincuencia. Los testimonios de vecinos coinciden: hombres armados suben a los microbuses y combis durante los embotellamientos y, con amenazas, arrebatan celulares, carteras y hasta mochilas escolares.
“Antes podías llegar a tu destino sin miedo. Ahora, cada que el camión se detiene, volteamos a ver quién sube con el alma en vilo”, dice Mariana González, madre de familia que viaja todos los días desde Chalco a Ixtapaluca.
La indignación se multiplica en redes sociales, donde las víctimas comparten fotografías, señas particulares y modus operandi de los agresores.
“Los tenemos identificados, siempre son los mismos y nadie los detiene. Es como si supieran que nadie los va a perseguir”, publicó un joven afectado en un grupo vecinal de Facebook. Las imágenes circulan acompañadas de relatos que generan miedo y frustración.
A pesar de las constantes denuncias, vecinos aseguran que no han visto presencia constante de cuerpos de seguridad.
“No vemos patrullas, no hay rondines, y cuando llamamos al 911 nos dicen que no tienen unidades disponibles”, reclamó Gerardo, operador del transporte público. Él mismo ha sido testigo de al menos tres asaltos en menos de una semana. “Ya ni siquiera nos sorprende. Lo que duele es el abandono”, agregó.
Doña Carmen, vecina de la colonia Emiliano Zapata, recuerda con tristeza cómo la promesa de un transporte digno se convirtió en un detonador de miedo. “Nos vendieron progreso y solo trajeron peligro”.
Te puede interesar
