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Por Eduardo López Betancourt
Los gobiernos no priorizan la enseñanza
La ignorancia representa un problema profundo que afecta a diversos sectores de la sociedad. Una parte significativa de la población se queja de que el pueblo es manipulado por quienes ostentan el poder, quienes lo utilizan para sus propios intereses de forma indebida y autoritaria. Esto provoca que muchas personas voten sin comprender realmente a quién eligen ni contar con la capacidad de analizar críticamente su decisión.
El desconocimiento puede ser tan limitante como la incapacidad de caminar, hablar o ver. De hecho, puede convertir a los seres humanos en autómatas que desconocen las implicaciones de sus actos. La causa principal de esta situación es la carencia de una educación de calidad brindada por el Estado.
Históricamente, los gobiernos no han priorizado la enseñanza. En lugar de designar a profesionales con experiencia pedagógica al frente de la Secretaría de Educación Pública, se ha preferido nombrar a figuras políticas sin preparación en el ámbito educativo, lo que ha derivado en un deterioro del sistema.
Es imprescindible revertir esta realidad y colocar a verdaderos expertos en aprendizaje en cargos clave, capaces de transformar la estructura actual. La mediocridad ha prevalecido en la elección de secretarios del ramo, y ninguno ha respondido a las demandas sociales.
En conclusión, la incultura es un problema serio que afecta a toda la sociedad, y su origen principal radica en la falta de una docencia adecuada. Se requiere una transformación profunda en la manera en que se eligen a los líderes educativos y en cómo se valora la formación académica para poder enfrentar este desafío.
