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Por Juan R. Hernández
Este mes marcará un hito para los pueblos originarios de México. La elección de Hugo Aguilar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no solo es histórica, sino profundamente simbólica. Para la diputada Paula Pérez Córdoba, presidenta de la Comisión de Pueblos Originarios en el Congreso de la CDMX, esta victoria representa más que un ascenso individual: es el reconocimiento de una deuda histórica con millones de indígenas que han sido ignorados en los espacios de poder.
Hugo Aguilar, abogado mixteco y el candidato más votado en la reciente elección judicial, se convierte en el segundo indígena en encabezar la Corte desde Benito Juárez. Esta elección es un reflejo de un país que comienza, aunque lentamente, a abrir espacios a quienes han sido sistemáticamente marginados. Y con más de 23 millones de personas que se reconocen como indígenas, la exigencia de representación ya no puede ser ignorada.
En la CDMX, más de 800 mil personas se identifican como indígenas. Su visibilidad debe traducirse en participación política, en justicia social, en poder real. Es por eso que el triunfo de Aguilar no debe verse como una excepción, sino como el inicio de una transformación más profunda.
Y mientras esto ocurre en el ámbito nacional, en lo local la jefa de Gobierno Clara Brugada avanza en otro frente: la seguridad ciudadana. La reinauguración del Módulo de Compra Segura en Iztapalapa y su impacto en la reducción del robo de autos (58.4% menos en siete años) muestra que las políticas públicas pueden ser efectivas si son cercanas a la gente.
Dos noticias, una coincidencia: cuando el poder escucha a quienes nunca lo han tenido, y protege a quienes más lo necesitan, la democracia florece.
