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Lluvia y basura deriva en caos

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Vecinos de Cuautitlán Izcalli acusan que el desfogue “controlado” de la presa El Ángulo, inundó sus calles y hogares; exigen soluciones reales y no solo promesas.

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Lo que se anunció como un “desfogue controlado” de la Presa El Ángulo terminó desatando un desastre para cientos de familias en Cuautitlán Izcalli.

En colonias como Niños Héroes, La Presita y Ejidal San Isidro, el agua no llegó con control, sino con fuerza. Calles anegadas, muebles empapados y olores pestilentes marcaron una nueva jornada de caos que, para los habitantes, no es novedad sino rutina.

Desde hace días, brigadas de Operagua laboran a contrarreloj para retirar toneladas de basura atrapadas en el vaso regulador, que recibe desechos provenientes incluso de municipios vecinos como Atizapán de Zaragoza.

Con rastrillos, palas y maquinaria pesada, intentan liberar el cauce antes de que la siguiente lluvia lo desborde por completo. Según datos oficiales, ya se retiraron más de 40 metros cúbicos de residuos.

Pero en tierra firme, los afectados sienten que otra vez se les da la espalda. “Nos dijeron que era preventivo, pero el agua nos rebasó. ¿Dónde estuvo el control?”, reclamó María López, vecina de la Unidad Niños Héroes, mientras mostraba las marcas de humedad que le dejó el agua en su sala.

Como ella, decenas de residentes exigen respuestas y soluciones permanentes, no solo despliegues de emergencia cuando ya todo está inundado.

A la par del desfogue, una ruptura en la red de drenaje habría intensificado las afectaciones, según testimonios de vecinos. La presión del agua provocó que colapsaran registros y que el agua contaminada ingresara directamente a los hogares. “Nos dicen que no tiremos basura, pero ¿dónde está la infraestructura para que el agua no se meta a nuestras casas?”, lamentó Jorge Hernández, residente de La Presita.

Autoridades municipales afirman que el nivel del agua ha descendido a menos de tres metros y se han colocado costales en puntos críticos. Sin embargo, el clima no da tregua y la amenaza de nuevas precipitaciones mantiene el temor latente.

Mientras tanto, se realizan limpiezas en fosas sépticas y se monitorean constantemente las condiciones de la presa. Aunque el llamado a no tirar basura, se repite en cada temporada, lo que más retumba, es la exigencia de acciones concretas y de fondo.

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