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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Una espesa capa vegetal ha comenzado a devorar el cauce del Río Lerma a su paso por San Mateo Atenco. Se trata del lirio acuático, una planta invasora que, lejos de ser un adorno natural, se ha convertido en un serio problema ambiental.
Vecinos advierten que el avance de esta especie ha alcanzado niveles críticos y que, si no se actúa pronto, el ecosistema del río podría colapsar.
“Antes aquí sacábamos charales, ranas, ajolotes… ahora todo está cubierto por esa maldita planta”, lamenta don Felipe Martínez, habitante de la zona desde hace cuatro décadas, mientras observa cómo el agua ha quedado casi por completo oculta, bajo la espesa alfombra verde en el paraje conocido como Las Cruces.
“Esto es como un cáncer para nuestro río”, agrega con resignación.
La plaga del lirio acuático, originaria de Sudamérica, ha demostrado una alarmante capacidad de reproducción. En cuestión de días, una planta puede duplicar su biomasa, generar miles de semillas y extenderse sin control.
Según estimaciones de biólogos locales, a principios de este año la cobertura vegetal apenas alcanzaba el 30% del cauce. Hoy, ya supera el 70%.
El impacto no es solo visual: el lirio bloquea la luz solar, impide el intercambio de oxígeno y crea zonas muertas bajo su sombra. Peces, anfibios y plantas acuáticas nativas, han comenzado a desaparecer.
Vecinos de San Mateo Atenco, se han organizado para lanzar un llamado urgente a las autoridades estatales y federales para resolver la limpieza del río.
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