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Palos de ciego de Trump

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Por Eduardo López Betancourt

El presidente estadounidense ya no sabe qué hacer. Ha cometido un grave error al intentar intervenir en la vida universitaria. Desde hace muchos años, estas instituciones gozan de autonomía, lo cual ha generado resultados altamente beneficiosos para la sociedad.

La autonomía no implica extraterritorialidad. En muchos países, como México, las universidades son públicas y, por tanto, forman parte del Estado. Sin embargo, en lo académico —es decir, en la formación de profesionistas y la investigación científica— se les otorga plena libertad, sin intervención gubernamental. Gracias a ello, es común recibir docentes y estudiantes de diversas partes del mundo, promoviendo estancias académicas que enriquecen el intercambio intelectual y fortalecen la solidaridad internacional. Un ejemplo claro es cómo los estudiantes extranjeros se nutren del conocimiento de reconocidas casas de estudio.

Estados Unidos siempre ha sido un país abierto a recibir alumnos de distintas nacionalidades. México, de forma constante, envía profesionistas a cursar estudios de posgrado en prestigiosas universidades estadounidenses. No es raro que destacados empresarios e incluso políticos presuman su formación en instituciones como el MIT, Harvard, Princeton o la Universidad de California.

En este contexto, preocupa que el presidente Trump busque prohibir el ingreso de estudiantes extranjeros a su país. Esta medida representa un golpe no solo a la autogestión universitaria, sino también a uno de los pilares fundamentales de la investigación: la cooperación global. Es, sin duda, un grave error que refleja una visión limitada y peligrosa de lo que representa la educación superior en el mundo actual.

Otro aspecto relevante es el impacto económico. Las universidades reciben ingresos importantes provenientes de las inscripciones de alumnos foráneos. Si se les niega el acceso, dejarían de contribuir a los presupuestos de dichas instituciones, afectando su sostenibilidad financiera.

Trump, sin lugar a dudas, está dando palos de ciego. En su afán de intervenir en todos los ámbitos, pretende entrometerse también en el mundo académico. Tranquilo, Trump: no te excedas.

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