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La puesta ‘Mi Hado’ va por una segunda temporada

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•⁠ ⁠A partir del mes de mayo la obra llegará a La Teatrería para el disfrute de sus fans

Rafael Suárez

La obra “Mi Hado”, desde su estreno en el Teatro Varsovia, se ha convertido en una de las más vistas en los últimos tiempos, cautivando al público con llenos totales. La puesta en escena es una comedia irreverente en la que narra la vida de Rebeca, una mujer agobiada por los hombres narcisistas que rodean su vida y quiere darle una solución; es ahí donde la suerte llega a su vida cuando es visitada por un audaz y peculiar hado-madrino, quien le concede el deseo de poder manipular los sueños de esos hombres por los que no se siente valorada y su deseo es castigarlos a través de sus sueños, lo que desencadena un destino para ella con un final inesperado.

Una obra escrita y dirigida por Ximena Lima Payán bajo la producción de Modesto Magallanes. Con las actuaciones de Karen Flores (Rebeca), Rogeiro Martín del Campo (El Hado), alternando personajes con Nayelly Acevedo (Rebeca), Juan Carlos Cuéllar (El Hado) y Mateo Cantú (La Sombra).

A través del género de la farsa, esta obra busca hacer un retrato agudo e irreverente de las relaciones codependientes entre feminidades y masculinidades tóxicas, en donde se presenta una problemática afectiva y psicológica realista de una mujer y una “solución” de fantasía: la puerta en falso representada por el Hada-Hado (felino, cambiante, cómico, travesti, duendesco, tirano y ambiguo) y la trampa del deseo concedido a Rebeca, la protagonista, al adquirir el poder de manipular los sueños de cada hombre y “castigarlos” en su ego, con el fin de invertir los roles y que sientan lo que ella siente.

El tono fársico nos permite abordar el absurdo de los ideales de fantasía que a veces gobiernan nuestras vidas—como el ser una princesa en un cuento de hadas, o de manera más realista, una mujer perfecta, adorada, idolatrada y aceptada por hombres muy abusivos y narcisistas, por la sed de empatía y aprobación en esas relaciones esclavizantes.

LA OBRA DEJA UNA GRAN REFLEXIÓN

Así, de manera desfachatada, divertida y reflexiva, la obra pone sobre la mesa el problema más crítico de fondo, cuando evadimos la responsabilidad de nuestra propia vida y nuestro propio destino y depositamos en los demás todo nuestro valor personal (debido a las carencias fundamentales de vida que aún no hemos podido resolver), ultimadamente llevándonos a renunciar a nuestro propio poder y sacrificar nuestro ser, lo que resulta en un travestir del cuento de hadas y su final “feliz”.

Uno de los elementos más fascinantes de la obra es su escenografía, que se centra en recrear el paisaje psicológico de la protagonista a través de un espacio casi completamente blanco, que de manera inmediata representa la intimidad de la recámara de Rebeca y de manera más simbólica es una abstracción de su mente, totalmente drenada de color (el color perdido de la infancia) y más bien plagado de dibujos de gatos, los cuales aluden a la señora madura de los gatos y a su vez son una tergiversación de los gatitos de una niña, que ya de adulta, han adquirido expresiones psicóticas. Asimismo, los gatos representan a los hombres de la vida de Rebeca (en el biombo) y guardan un paralelismo con la naturaleza felina, ambigua y embaucadora del Hada-Hado (quien está maquillado como gato).

A partir de mayo la puesta en escena llegará a La Teatrería en la colonia Roma, todos los jueves y viernes hasta el mes de julio, donde seguramente continuará con el mismo éxito desde su primera función.

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