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Por Sabina Berman
La foto lo dice todo.
Yunes sonriente muestra su nueva credencial de Morena entre sus dos padrinos de bautizo, Noroña y Adán Augusto, que muestran igual sus credenciales y también sonríen. De espaldas está sin mostrar el rostro una mujer de pelo negro ondulado.
La pregunta es: ¿a quiénes le sonríen los tres morenistas?
A la militancia del partido, no.
La militancia trabajó activamente para que otro Yunes no ganara las elecciones a gobernador en Veracruz y las ganara en cambio su candidata, Rocío Nahle. Y es que la familia Yunes, además de un historial abultado de malversaciones y de nepotismo, fue también la responsable de una campaña sucia nacional contra Morena, pagada en los medios comerciales.
Eso lo sabemos por el audio donde el padre de Yunes lo presume.
A la prensa de Izquierda menos le sonríen.
La prensa zurda ha manifestado sonoramente que comprarle su voto de senador al Yunes junior para aprobar la Reforma Judicial fue un canje maquiavélico (un pragmatismo necesario), pero que admitirlo en Morena les parece repugnante.
A los electores, menos aún les sonríen.
Los electores acusan a Morena de haber perdido el alma: no parece ya un proyecto de regeneración nacional, parece una agencia de trabajo para los corruptos advenedizos. Eso dicen muchos, demasiados.
¿Entonces a quiénes le sonríen Adán Augusto y Noroña y Yunes? ¿Con quién celebran su triunfo cuando muestran sus credenciales de Morena?
La respuesta es que con nadie. Más bien se jactan de realizar una maniobra corrupta en las narices de quienes sueñan con una clase política que no traicione los intereses de la gente.
¿Qué beneficio les traerá esa fama de matones?
Ninguna tampoco.
Es una foto que nunca podrán presumir en una campaña electoral. Es una foto que sus adversarios mostrarán como evidencia de que no son fiables.
Pareciera que lo que celebran es que se han independizado del que dirán los electores, la prensa o el partido Morena.
El universo donde se ven operando es la casta política: reuniones a puerta cerrada donde se compra-vende la democracia.
Ellos creen que aún vivimos en ese México donde esa casta es todopoderosa e inmune.
Yo no lo creo. ¿Qué piensa la lectora, el lector?
Y por supuesto quién realiza el peor canje en este caso es el senador Fernández Noroña.
Noroña es conocido como el orador más elocuente de la Izquierda, un orador capaz de electrificar plazas con su voz y palabras, capaz de volver su presidencia del Senado en un espectáculo de claridad mental que miles y miles siguen por la TV y las redes.
Con su presidencia del Senado, Noroña se ganó en el último año la fama de preciso, claro y justo.
¿Por qué entonces parece haber optado por la política de las oficinas con las puertas cerradas?
Apadrinar la entrada de Yunes a Morena solo confunde su estampa. Nos hace dudar de quién es y para qué trabaja.
Mala movida, senador Noroña.
