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Eduardo López Betancourt
En la actualidad, México se enfrenta a un problema grave relacionado con la calidad de sus gobernantes a nivel estatal. Muchos de ellos carecen de la experiencia, la educación y la integridad necesarias para liderar los estados de la federación de manera efectiva; este fenómeno no es exclusivo de alguna región, sino que se extiende desde los municipios hasta los más altos niveles de las localidades.
Los gobernantes improvisados son personas que, en muchos casos, han llegado al poder mediante la corrupción, la manipulación o la suerte. No tienen visión clara para el futuro y se centran más en satisfacer sus propios intereses que en servir a la sociedad. Suenan con frecuencia en los medios de comunicación, por sus escándalos de corrupción, su falta de transparencia y su ineficacia para resolver conflictos.
Los daños que causan son inmensos, tales como la impunidad, esto genera que los funcionarios públicos se sientan libres de actuar con arbitrariedad; la ineficacia y la ineficiencia al carecer de soluciones para los problemas del País, provocando una sensación de desánimos y frustración entre la población; la desigualdad y la pobreza que afecta negativamente la calidad de vida de los mexicanos y limita las oportunidades de desarrollo para las generaciones futuras.
Aunque no se puede mencionar expresamente un caso, es importante destacar que la situación de corrupción e ineficacia en la mayoría de las entidades, es particularmente grave, donde el pueblo es afectado por la falta de acción efectiva de los funcionarios públicos para abordar los problemas.
La presencia de gobernantes improvisados y sin historia, es un problema que afecta gravemente la calidad de vida de la población nacional. Es importante que la sociedad civil y los medios de comunicación sigan denunciando estos abusos de poder y exijan acciones contundentes por parte de los funcionarios públicos para resolver los problemas que hay en México.
