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En la entidad, diversas comunidades indígenas, como los mazahuas y otomíes, enfrentan condiciones de abandono por parte de las autoridades locales y estatales
MARIO LÓPEZ
Municipios como San Felipe del Progreso, Villa Victoria, Ixtlahuaca y Temoaya, albergan a pueblos indígenas originarios, los cuales tienen una importante presencia; sin embargo, presentan altos índices de marginación que agravan la pobreza extrema y limitan el acceso a servicios básicos de los pueblos.
En el Estado de México, varios municipios enfrentan altos niveles de marginación, lo que refleja carencias significativas en servicios básicos, educación e ingresos. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), municipios como San José del Rincón, Donato Guerra, Luvianos, Ixtapan del Oro y Villa Victoria presentaban índices de marginación elevados.
Estas comunidades enfrentan diversas necesidades primarias. En el ámbito educativo, un porcentaje considerable de la población mayor de 15 años, es analfabeta o no ha completado la educación primaria.
Por ejemplo, en Luvianos, Tlatlaya y Amatepec, más del 15% de la población es analfabeta. En cuanto a servicios básicos, muchas viviendas carecen de agua entubada, drenaje y electricidad.
En municipios como Tezoyuca, Villa Victoria y San Felipe del Progreso, más del 25% de las viviendas no disponen de agua entubada. Además, en el aspecto económico, una proporción significativa de la población ocupada percibe ingresos de hasta dos salarios mínimos, lo que limita su capacidad para satisfacer necesidades básicas. Municipios como Coatepec Harinas, Temascaltepec y Temascalcingo, registran altos porcentajes en esta categoría de ingresos.
Estas carencias indican una atención insuficiente por parte de las autoridades locales y estatales, lo que perpetúa condiciones de pobreza y exclusión social en estas regiones. Es fundamental que se implementen políticas públicas focalizadas que mejoren la infraestructura, la calidad educativa y las oportunidades económicas para sus habitantes.
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