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La nueva alumna

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Por Lengua larga

Alessandra Rojo de la Vega, dice, le vendió el alma al diablo; en esta ocasión nuestro Lucifer es un joven apuesto, muy bien parecido, de cabello rubio tirado a dorado y un mal perdedor; así es que-rido lector hablamos de Santiago Taboada, el panista que intentó vencer a Clara Brugada el dos de junio en las elecciones para la jefatura de Gobierno.

Pero bueno “a lo que te truje chencha”. Se dice en lo que conocemos como radio pasillo que Rojo de la Vega tuvo varias reuniones con Santi para hablar de como expandirían el Cártel Inmobiliario a la alcaldía Cuauhtémoc.

Lo anterior porque le guste o no a usted que lo está leyendo, Sandra Cuevas hizo lo necesario para evitar que Taboada metiera las manos en la alcaldía, he de recordarle que mucho apoyo al inicio de sus aspiraciones y hasta lo placeó en mercados públicos de la demarcación junto con Ana Villagrán, porque en esta columna no olvidamos que la joven dejó de ser panista luego de que acusara a Andrés Atayde de quererle truncar su vida en la política.

Pero ese es otro tema que ya luego esta columnista explicara. Ahora lo que importa es que Alessandra entregó parte de sus nóminas a Taboada, ¿a cuenta de qué? Solo ellos saben.

Además de que la política feminista se ha dedicado en su primera semana al frente de la alcaldía a realizar cierres indebidos de establecimientos mercantiles, razón por la que una diputada del Congreso local le pidió una explicación.

Aquello, aseguran, es porque Santiago Taboada ocupara esos lugares para expandir sus negocios no solo en cuestión de construcciones sino de bares y restaurantes con giro negro.

¿Resultara Rojo de la Vega ser una buena alumna? O ¿tendrá un fin como el de Christian Von Roehrich?

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