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Por Miguel García
Corría el año del 2012 y un joven candidato por la presidencia de la República, emanado del PRI de nombre Enrique Peña Nieto, presentaba su propuesta de gobierno. Entre sus principales postulados se anunciaba concretar el Aeropuerto de Texcoco.
En ese entonces comenzaba mi carrera como periodista cubriendo la fuente educativa, nunca olvidaré que uno de mis primeros eventos fue cubrir el “Foro de defensa del lago de Texcoco”.
En esa ocasión especialistas advertían el fracaso del proyecto Peñista. Uno de los especialistas decía: “el proyecto se llevará a cabo por los intereses multimillonarios que hay detrás pero será la naturaleza quien frene esa voracidad”. El tiempo le dio la razón.
Todos sabemos cómo terminó esa historia la ambición desmedida por exprimir hasta la última gota el proyecto panista y príista derivaron en que nunca pudieran concretarlo. La tierra de Tepojal terminó hundiendo millones de pesos invertidos en una plancha concreto que siempre terminaba hundiéndose.
La naturaleza se resistía a la destrucción.
Este fin de semana la gobernadora Delfina Gómez, y el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguraron el Parque Ecológico del Lago de Texcoco, sí en ese sitio que sería el negocio para algunos cuentos es hoy ya semilla de esperanza, vida y sustentabilidad ambiental para la zona oriente de Estado de México. El agua siempre regresa a su cauce.