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Por Ricardo Sevilla
Margarita Ríos Farjat, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es una persona controvertida que ha sido considerada una traidora al pueblo de México.
Pero ¿Quién es esta mujer que tanta animosidad parece tenerle hoy al gobierno de López Obrador?
Ríos Farjat, paradójicamente, llegó en diciembre de 2019 a la Corte impulsada por AMLO. Sin embargo, apenas colocarse la toga, la polémica ministra, que durante muchos años se dedicó a escribir versos aburridos y ripiosos, comenzó a lanzar toda suerte de dardos pestíferos y furibundos contra la 4T.
En abril de 2022, Ríos Farjat asestó el primero de muchos golpes a la nación votando contra la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica propuesta por López Obrador.
En enero de 2023, durante la disputa por la presidencia de la Suprema Corte, Ríos Farjat votó en favor de su amigo Javier Laynez y, posteriormente, al ver que no tenía posibilidades de ganar, se sumó, sin ningún empacho, al bloque que encumbró a Norma Piña.
En febrero de 2024, Margarita buscó frenar la prisión preventiva oficiosa, argumentando que afectaba la presunción de inocencia. Pocos entendieron ese lóbrego afán de impedir que criminales y delincuentes pisaran la cárcel.
Las críticas llovieron, torrenciales, contra ella. Y le preguntaron ¿por qué traicionar a la Transformación? La ministra no se molestó en responder.
Lo cierto es que, antes, Ríos Farjat había tenido un rol vidrioso en el SAT.
Resulta que cuando Margarita era titular de esa dependencia, su marido, Gabriel Cavazos, fue contratado en el SAT como “representante en el extranjero” del poderoso grupo FEMSA.
Cuando llegó Raquel Buenrostro llegó al SAT, se dijo que la empresa de José Antonio, “el Diablo”, Fernández había comprado la inacción de Ríos-Farjat para no pagar impuestos.
Se entiende que, actualmente, Rios Farjat sea una virulenta crítica de la reforma al Poder Judicial, propuesta por AMLO.
Ominosamente cargada hacia la derecha, Farjat ha ironizado los argumentos del Presidente, diciendo que la reforma no garantiza que mejore la impartición de justicia. Incluso, con los odiosos desplantes que la caracterizan, ha subestimado el voto popular, minimizando la capacidad del pueblo para elegir ministros.
El pueblo, desde luego, ha reaccionado y ha criticado a la ministra, llamándola ‘florero de la SCJN”, “racista, clasista y traidora”. Y, lamentablemente, tienen razón: Margarita Ríos Farjat prefirió traicionar al pueblo y ser leal a los empresarios y trasnacionales.