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Arreando al elefante| Paseos y cursos para los hijos de los ministros

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Por Ricardo Sevilla

Mientras la mayoría de los niños mexicanos disfrutan de sus vacaciones escolares jugando en parques públicos o visitando museos gratuitos, los hijos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) viven una realidad completamente diferente.

Transporte de lujo pagado por el pueblo

Por ejemplo: cuando hay suspensión de clases por Junta de Consejo Técnico en la SCJN, los ministros no se preocupan por llevar a sus hijos a divertirse. En su lugar, el Poder Judicial paga (millones) a empresas privadas para transportarlos a diversos lugares de entretenimiento, como el parque Bicentenario, Sport World, Kidzania, el circo, el acuario Inbursa, el Castillo de Chapultepec o el Museo de Historia Natural.

El costo de este transporte individual va desde los 3,250 hasta los 3,900 pesos por niño, dependiendo del destino. Durante la suspensión de la Junta de Consejo Técnico, el Poder Judicial desembolsó, por ejemplo, 123,600 pesos solo en transporte escolar para los hijos de los ministros.

Cursos de lujo pagados por el pueblo

Pero el lujo no se detiene ahí. Los hijos de los ministros también disfrutan de cursos de primavera, verano, paseos ecológicos y clausuras de ciclo escolar, y todo pagado por el Poder Judicial. En total, por estos eventos, se gastaron 838,680 pesos.

La doble moral de los ministros

Mientras los ministros y ministras viven en una burbuja de privilegios, el pueblo mexicano, al final, es quien termina pagando la cuenta. Este tipo de excesos, que para ellos resulta una minucia, demuestra claramente la doble moral y el abuso de poder por parte de quienes deberían ser los garantes de la justicia en nuestro país.

Es hora de que los ministros de la SCJN bajen de su nube de lujo y entiendan que su deber es servir al pueblo, no a sus propios intereses.

Por eso, Norma Piña y sus secuaces se oponen a la reforma al Poder Judicial: porque quieren seguir gozando de las prebendas que les obsequia un modelo corrupto.

Mientras haya niños mexicanos que no tienen acceso a una educación de calidad o a oportunidades de recreación, es inaceptable que los hijos de los ministros disfruten de estos privilegios a costa del erario público.

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