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El Haragán hace sentir libres a presas de Santa Martha

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Alrededor de 400 mujeres disfrutaron del histórico evento

DEYANIRA CARMONA

Ciudad de México.- La niña se le acercó y de la bolsita que colgaba de su hombro, sacó algunos billetes y se los entregó una hermosa reclusa.

La pequeña dio media vuelta, pasó entre las custodias y corrió hacia su madre “mira mamá”, le dijo, mientras le mostraba sosteniendo con dos dedos, el billete que segundos antes le regaló Emily, esposa de uno de los líderes de La Unión Tepito, recientemente capturado.

De fondo sonaba la guitarra de Francisco Yescas integrante de la agrupación El Haragán y Compañía.

“Mi muñequita de hule, de plástico, oh, oh. Muñequita sintética, mi muñequita sintética, inhalando bolsitas con resistol, pasas la vida esperando un gran amor”, cantaba mientras las más de 400 mujeres privadas de la libertad repetían la letra y bailaban tras recordar momentos que vivieron antes de estar encerradas entre las paredes del Penal Femenil de Santa Marta Acatitla.

ROCK POR LA LIBERTAD

“Rock por la libertad”, gritó Luis Álvarez, El Haragán, y dio inició al concierto que, por varias horas, las reclusas estuvieron esperando.

“Este proyecto, fue creado por el programa de difusión cultural dentro del Penal, el nombre que lleva es porque a través de este tipo de actividades, las mujeres privadas de la libertad pueden sentir que no están aquí”, comentó el jefe de difusión cultural.

RIEN Y SE DIVIERTEN

“¿Por qué traen esas caras?”, preguntó La Colombiana a tres mujeres fotógrafas; “Estamos trabajando”, respondió una de ellas, a lo que la extranjera contestó “Mírenos a nosotras en dónde estamos y la sonrisa no se nos quita”, expresó mientras bailaba al ritmo de Juan El Descuartizador.

De repente, una mujer vestida con una blusa beige y un pantalón azul, pasó frente a la femenina de cabello rosa, traía cargando a una pequeña bebita vestida de rosa.

“¿Quieres, mi amor?”, le preguntó a la criatura al mismo tiempo en que le ofrecía una mamila con leche, de repente una niña la empujó “Córrele”, gritó a sus amigos, quienes jugaban entre la multitud, mientras sus madres disfrutaban del evento.

LA QUE TIENE, TIENE

Entre el baile varias femeninas se destacaban por sus cuerpos exuberantes, curvilíneos y por traer un maquillaje pronunciado. Sus blusas y pantalones escondían nombres de marcas reconocidas como Gucci, Dolce Gabanna y Balenciaga, claro que como era de la misma gama beige, azul, marino o negro que los atuendos que portaban las demás, no se notaba la diferencia.

Sin embargo, alrededor de cada una de estas guapas mujeres, por lo menos de tres a cuatro reclusas, en su misma situación, vigilaban cada paso que daban; en otras palabras, se habían convertido en su sombra.

TRISTEZA

“No estoy muerto, simplemente estoy cansado, simplemente he dejado de respirar y ya no voy a caminar; mis ojos ya no van a ver, mi pelo ya no va a crecer. No estoy muerto, simplemente estoy durmiendo”, cantaba una mujer, de unos 46 años de edad, mientras lloraba.

Al ver su profunda tristeza, una mujer de cabello corto y perforaciones en las orejas se le acercó y con su mano suavemente le tocó el rostro, sus miradas se quedaron congeladas por un instante al momento en que se acercaba y selló su dolor con un beso.

“Tranquilícense, no se estén aventando tanto”, ordenó una custodia, la cual estaba recargada en una de las pocas sillas que fueron puestas para que reclusas de mayor edad se sentaran y disfrutaran del concierto.

No se supo el motivo, pero en varias ocasiones, tres femeninas fueron tomadas del cuello por las custodias y extraídas del evento. Luego de llevarlas a un espacio privado, las regresaron entre la multitud.

“Ella se marchó dejándole una carta en el buró; la carta decía: estoy harta de todo, de tanto rodar, no es culpa tuya, es solo mi forma de ser, pero esta noche no, no pienso ir a buscarla, no, no, no, esta noche no, no quiero ni mirarla otra vez”, cantaba Álvarez.

Abrazos, caricias, besos y mucho rock hubo en la explanada del Penal Femenil de Santa Martha, una, dos, tres, cuatro mujeres estaban bellísimas, no por sus espectaculares maquillajes, sino por la sonrisa que El Haragán puso en su rostro, eran solo ellas, eran libres.

DATO:

Santa Martha abrió sus puertas el 29 de marzo de 2004, con una capacidad para mil 562 presas, en instalaciones proyectadas y construidas en atención a las necesidades específicas de las mujeres y sus hijos e hijas

DATO:

Casi el 80 por ciento de las reclusas son madres, y en su mayoría jóvenes.

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