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Por Jorge Gómez Naredo
El miércoles comenzó a circular un video donde se ve al hijo de Xóchitl Gálvez, Juan Pablo Sánchez Gálvez, borracho e insultando a personal de seguridad de un antro de Polanco, en la Ciudad de México. Y es que, por su estado etílico, no lo dejaron ingresar al lugar.
El hijo de Xóchitl le dice a las personas de seguridad del lugar: “pinche cabrón”, “te parto tu madre”, “pinche puto”, “pinche putito”, “pinches putitos que se dejan vender por unos putos tacos”, “pendejos”, “pinches gatos”…
Después de que se hicieran virales las imágenes, Sánchez Gálvez publicó un video donde afirma que “pide una gran disculpa” y que se asume como arrepentido de sus actos. Además, anuncia: “he decidido hacerme un lado de mi cargo como líder de las redes de jóvenes [de Xóchitl Gálvez]”.
Muchos personajes cercanos a la candidata de la oposición compartieron el video donde Sánchez Gálvez ofrece disculpas, y mencionaron que era muy valiente aceptar los errores. Incluso lo felicitaron. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.
Las imágenes del hijo de Xóchitl Gálvez insultando de forma machista, misógina y clasista a personal de seguridad, es un golpe letal para la propia Xóchitl. Quizás no sería tanto problema si su hijo no hubiera tenido un encargo formal en su campaña. Pero lo tuvo.
Ahora bien, muchos han mencionado que no se le puede juzgar a Xóchitl por las acciones de su hijo. Eso aplicaría si ella no lo hubiera nombrado en su equipo de trabajo. Él era -hasta hace unas horas- parte fundamental de la campaña de su mamá. Por eso, lo que hubiera hecho o haga, es de interés periodístico en todos los sentidos.
Además, están los insultos racistas. Eso es algo que la gente no perdona, y especialmente, no olvida. Por eso, el video de Sánchez Gálvez insultando misógina y clasistamente a personal de seguridad, es un golpe brutalmente letal contra Xóchitl Gálvez. De por sí ya iba mal su campaña, y con esto, pues irá mucho peor.
