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Se hacen llamar “nómadas digitales”, no aceptan por ningún motivo que se les diga inmigrantes aunque tácitamente lo sean ya que han salido de Estados Unidos, huyendo de la violencia, el alto costo de la vida, la falta de vivienda o el alto costo de la misma; tienen permiso para permanecer hasta 6 meses en el país y luego deberán salir del mismo para solicitar un nuevo permiso.
Nómadas digitales que gracias a la tecnología tienen empleos de home office , a raíz de la pandemia, se asentaron en varias partes del país, principalmente en zonas turísticas y en la ciudad de México, en las colonias Roma y Condesa, su sueldo en dólares les permite un status que el mexicano promedio no puede acceder fácilmente. Las redes sociales se han llenado de “modernos polleros” que asesoría, tramitan permisos y hasta consiguen una vivienda o un Airbnb.
Permanecen en un limbo económico ya que no son turistas, sino empleados que, al vivir en nuestro país deberían por lo menos pagar impuestos y sujetarse a una legislación específica. Los mexicanos por tradición somos hospitalarios, pero el fenómeno de la gentrificación está llegando al límite al desplazar a los propios locales de las zonas que anteriormente ocuparon como vivienda, zonas recreativas o lugares de trabajo.
En Oaxaca se está dando un fenómeno preocupante, a los locales ya no se les permite entrar libremente a cafeterías o zonas de esparcimiento, en los mercados hay lugares específicos donde no son recibidos por “parecer mexicanos” y no hablar inglés; las quejas por el exceso de “ruido” que los músicos tradicionales provoca y hace poco, una modelo, también nómada digital, se quejó amargamente del ruido de nuestro tradicional organillero.
En las calles de Oaxaca y de la Ciudad de México ya han comenzado a aparecer letreros en inglés, instándolos a volver a su país, “gringo, go home”. Son más de 9 millones de extranjeros en México que solamente pagan $950.00 cada seis meses por un permiso, pero que, poco a poco va horadando el tejido social de las comunidades. Migrantes aunque lo nieguen, que están desplazando a las comunidades y un comercio que pondera el pago en billetes verdes a costa de las comunidades locales.
Ana María Vázquez
Escritora
Cuenta de “X” @Anamariavazquez
