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Jorge Gómez Naredo
@jgnaredo
Hace unos días se celebró el primer debate entre candidatos al Gobierno de la Ciudad de México. La puntera, Clara Brugada (tiene un promedio de más de 10 puntos de ventaja del segundo lugar), logró exponer varias propuestas y revirar los ataques que le hizo en especial Santiago Taboada.
Por su parte, el candidato que va en un claro segundo lugar, Santiago Taboada, más que presentar propuestas, se dedicó a atacar a la puntera. Si bien es cierto eso se esperaba (eso suelen hacer quienes van en segundo lugar), se vio demasiado tosco en ello, enojado y, en algunos momentos, sus intervenciones rayaron en la desesperación.
El tercer lugar en las encuestas, Salomón Chertorivski, mencionó varias propuestas, y durante todo el debate se quejó de que nadie lo pelaba, que sólo era un debate entre dos. Torpemente reconoció que lo que dijera él, no tenía importancia para los demás, y en un gesto ridículo, sacó una bolsa de palomitas y mencionó que él sólo veía a sus adversarios debatir.
Los debates son importantes porque una parte de los ciudadanos los ven y deciden sus votos a partir de lo expuesto por los contendientes. Queda claro que en el ejercicio que se hizo hace unos días en la Ciudad de México, hubo una ganadora y un perdedor visibles. La ganadora fue Clara Brugada, porque logro revirar todos los ataques de Santiago Taboada, y además expuso parte de sus propuestas. Incluso logró comunicar bien qué son las Utopías en Iztapalapa, y por qué vale la pena construir muchas en toda la capital del país.
El perdedor fue Santiago Taboada, pues su objetivo fue desprestigiar a Clara Brugada y que ésta se desesperara o errara, y no sucedió. Los ataques fueron contestados de forma adecuada, y quien se desesperó fue el propio Santiago Taboada.
Falta aún más de dos meses para la elección en la Ciudad de México, pero la ventaja de Clara sobre Santiago ya se ve complicada de revertir.
