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Este fin de semana hubo una movilización más convocada por el líder de los partidos de derecha, Claudio X González; esta vez ya no en favor del Instituto Nacional Electoral, sino en supuesta defensa de la democracia. Su orador principal fue quien hasta hace poco fungía como árbitro electoral y que finalmente se quitó la máscara como militante de Acción Nacional: Lorenzo Córdova. No perdamos de vista que en su última marcha la oradora principal fue Beatriz Pagés, directora de la revista Siempre y abiertamente antisemita.
A pesar de disfrazarse de ciudadanas, las marchas de la llamada marea rosa se han caracterizado por ser un desfile de dirigentes partidistas y los más oscuros personajes del conservadurismo, como Marko Cortés, Margarita Zavala, Enrique Krauze, Santiago Taboada, Alito Moreno, Elba Esther Gordillo, entre otros. En esta ocasión los organizadores pidieron a los asistentes no hablar con la prensa, sin embargo las consignas como “no al comunismo”, “López Obrador quiere eliminar la propiedad privada” y un sinfín de declaraciones profundamente racistas y clasistas, no faltaron.
Hoy la derecha se dice preocupada por la democracia apostando a que olvidemos que en el pasado validaron fraudes electorales y por décadas tuvieron secuestradas nuestras instituciones electorales y de impartición de justicia. Pero la gente los conoce bien y sabe identificar su hipocresía actual; especialmente recuerda que las verdaderas marchas por la democracia ocurrieron en 1988 y 2006, cuando los que hoy marchan, nos despojaron del derecho a elegir a nuestros gobernantes.
Lo que es un hecho es que a la derecha le ha tocado también vivir tiempos estelares. Ahora que salen a las calles por primera vez, afortunadamente no tienen que padecer la represión y violaciones a derechos humanos que padecían quienes se manifestaban contra el régimen de la corrupción y el saqueo cuando ellos gobernaban. Hoy el derecho a la manifestación y expresión de las ideas se ejerce con cabal libertad, y lo que ocurrió este domingo es muestra de ello.