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RICARDO SEVILLA
@sevillacritico
Este sexenio ha sido el sexenio de la ruptura. Una ruptura entre dos maneras de pensar y concebir una nación. Dos miradas de ver a México.
La primera mirada (la de los conservadores) es vieja, ramplona y mentirosa. Y la segunda mirada (la de los transformadores) es joven, innovadora y apegada a la verdad.
Y ahí hemos participado también los medios de comunicación. Los conservadores y los transformadores.
Ha sido una batalla sin cuartel entre dos maneras de hacer periodismo, entre dos concepciones de difundir la información. Por un lado, están los comunicadores de derecha y sus incalculables recursos financieros. Y, por otro lado, los medios de comunicación libres e independientes.
Los medios de la derecha, que tienen muchísimos recursos financieros, han hecho de la calumnia y el engaño su principal arma de ataque.
Los medios de comunicación independientes, con micrófonos modestos y una pésima señal de internet, han dado la lucha con periodismo de investigación y con un enorme compromiso social. Ellos quieren que cambien las cosas para bien, que la información no sea un producto mercantil, sino una herramienta que sirva a la sociedad para informarse, para pensar y para tomar mejores decisiones.
Los medios de comunicación de derecha han descubierto que no tienen ética periodística.
Y esos personajes, que podríamos llamar Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga o Carlos Loret de Mola, han perdido la poca credibilidad que tenían.
Y la han perdido porque son unos mercenarios de la información. Y al mercenario sólo le importa su beneficio personal.
Loret de Mola, por ejemplo, es un soldado de la fortuna que siempre ha pensado al periodismo como un oficio o como una profesión lucrativa.
Todo en Loret es con ánimo de lucro. Y si le dan un millonario incentivo económico, el tipo toma un rifle y dispara contra los enemigos de sus empleadores.
¿Por qué detestan a este gobierno? ¿Por qué odian a este Presidente? Porque ha exhibido sus transas y ha dado a conocer los contratos de sus empresas. Porque se ha negado a darles las millonarias pautas publicitarias que les daban los anteriores gobiernos.
Así son los mercenarios de la información.