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ANTONIO ATTOLINI
Que una persona haya muerto atropellada por otra que se encontraba en estado de ebriedad mientras hacía uso imprudente de su automóvil puede parecer como un acto de mala fe sujeto a la mala suerte de la víctima. Esto sucedió en el Territorio Santos Modelo en Torreón, Coahuila el pasado domingo 21 de enero. Maribel Mercado, una mujer de 50 años que visitaba la Perla de La Laguna por primera vez, perdió la vida. ¿Mala suerte? De ninguna manera. Debemos tomar en cuenta que esto sucedió a las afueras de un estadio, concurrente con un evento deportivo, en donde hubo una conglomeración elevada de personas las cuales consumieron alcohol, el contexto es otro. Por lo tanto, las conclusiones también.
Por eso digo que se debe politizar la tragedia, porque eso significa que la podemos resolver. No es un designio divino ni un fenómeno meteorológico en donde nuestra voluntad o carácter nada pueden hacer para cambiar la situación. Este argumento se relaciona con la idea de que la intervención política es necesaria para abordar y solucionar las causas o consecuencias de una tragedia. En este contexto, la politización se ve como un medio para movilizar recursos, crear legislación, o implementar políticas que puedan prevenir futuras tragedias o mitigar sus efectos. Lo más importante es garantizar que una tragedia como la del domingo pasado no vuelva a ocurrir. No renunciar a la política.
Sin embargo, esta perspectiva puede ser controversial. Mientras algunos consideran que la politización es necesaria para lograr cambios significativos, otros argumentan que puede desviar la atención de la asistencia inmediata y el apoyo a las víctimas, o que puede simplificar indebidamente problemas complejos para fines políticos. Nada mas alejado a mis intereses superiores. Por eso pretendo convocar a todos los legisladores de La Laguna para poder demostrar que ante la tragedia, los representantes populares somos capaces de construir una sociedad reconciliada.
