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ABRAHAM MENDIETA
A casi cinco meses del día de la elección, la tendencia parece irreversible. Realmente, lo único que está en juego este 2024 es la cantidad de escaños de mayoría y espacios plurinominales a los que la oposición podría optar en los siguientes comicios, y para qué nos vamos a engañar: a las dirigencias del PRI, PAN y PRD, esto es lo único que les preocupa.
Me queda claro que en política no hay nada escrito de antemano, sin embargo, las posibilidades de un giro radical en los escenarios futuros son prácticamente nulas: la candidata opositora, cobijada por los partidos de siempre, nunca despegó.
Y por si no fuera suficiente, la oposición ya no cuenta prácticamente con ningún gobernador que quiera entrarle de manera frontal a la operación electoral.
Todos saben que sería un suicidio político, pues estarían comprometiendo no solo su futura relación con la próxima presidenta de la República, sino también el respeto a las leyes electorales.
Por otro lado, la campaña de la doctora Claudia Sheinbaum consigue abrazar de manera exitosa a la inmensa mayoría del apoyo popular que cobija al presidente Andrés Manuel López Obrador, y está logrando armar el puzzle de las candidaturas federales y locales.
Morena ya anunció de manera exitosa y sin rupturas sus candidatos a las nueve gubernaturas que están en juego, así como algunas fórmulas al Senado de la República, generando amplios consensos entre su militancia. Aún falta la mitad del rompecabezas, sin embargo, lo más complejo, ya quedó definido.
Lo dejo escrito con previsión, para que luego no se hagan los sorprendidos cuando Morena vuelva a barrer electoralmente en todo el país.
