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SEBASTIÁN RAMÍREZ
En distintos espacios, foros y debates se le ha preguntado a la aspirante panista a la Presidencia, Xóchitl Gálvez, su posicionamiento sobre el Cártel Inmobiliario que los gobiernos del PAN han instalado en la alcaldía Benito Juárez. Hace unos meses en un debate por televisión le cuestioné si se deslindaría de este grupo delictivo y francamente le costó mucho hacerlo. Lo anterior cobró sentido este fin de semana, cuando decidió acompañar a Santiago Taboada en su informe de gobierno y aplaudió la administración criminal de su alcaldía.
No olvidemos que la existencia y el modus operandi del Cártel Inmobiliario ha quedado probada por la Fiscalía de la Ciudad de México y hoy hay una larga lista de exfuncionarios que están siendo investigados y procesados por su participación, como es el caso del exdelegado Christian Von Roehrich, hoy detenido. El entramado de corrupción y tráfico de influencias en la alcaldía se ha perfeccionado desde la administración de Jorge Romero, líder del Cártel, hasta la actual de Santiago Taboada, quien aspira a la Jefatura de Gobierno por Acción Nacional.
Lejos de los 7 mil millones de pesos que ha obtenido este grupo ilícitamente derivado de la corrupción inmobiliaria, no podemos perder de vista las vidas que las construcciones irregulares cobraron en Benito Juárez tras el sismo de 2017. Queda claro que Xóchitl Gálvez no solo representa el clasismo, racismo y el odio que caracteriza a la derecha, sino ahora también al Cártel Inmobiliario del PAN que ahora la coloca como su nueva líder. Para lo anterior es probable que su partido haya considerado su amplia experiencia, toda vez que como delegada también orquestó su propio Cártel Inmobiliario en Miguel Hidalgo.
Ahora sabemos por qué nunca se deslindó de la corrupción inmobiliaria del PAN en Benito Juárez: estaba encaminada a dirigirlo y darle continuidad.
