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RICARDO SEVILLA
Enrique Graue se lanzó al cuello del gobierno federal. El rector de la UNAM, con esa displicencia que lo caracteriza, dijo que “el fenómeno migratorio ha generado escenarios en que las autoridades han sido omisas o incapaces de garantizar condiciones mínimas de protección y auxilio”.
Graue, el que gasta más de 80 millones de pesos en su tarjeta American Express, afirmó, entre flemas y gargajos, que, en este gobierno, la migración “ha alcanzado cifras alarmantes” y que todo eso se ha convertido en una crisis humanitaria de dimensiones mayúsculas”.
¿Y a quién cree usted que culpa Graue? Pues a las autoridades, es decir: al gobierno que encabeza el presidente López Obrador.
Y aquí hay varias cosas que analizar. Primero que nada, yo no sabía que este falso doctor, este oftalmólogo que no ejerce su profesión, era un estudioso del fenómeno migratorio. Y yo tampoco sabía que este señor, que se dedica a recibir doctorados honoris causa para paliar su falta de doctorados académicos, se había convertido en un especialista en biología y en sociología.
Porque Graue tendría que entender que la migración debe abordarse desde la biología. ¿Y por qué desde la biología? Sencillo: porque la biología, desde hace mucho tiempo, define la migración como la búsqueda de mejores espacios naturales y mejores condiciones de vida. Así de simple.
Y Graue puede criticar todo lo que quiera. Pero que venga a decir que las autoridades de este gobierno han sido omisas e incapaces de garantizar condiciones de protección y auxilio hacia los migrantes, eso nos hace pensar que Graue tiene un cinismo a prueba de balas. O que es un triste desmemoriado.
Porque si a esas vamos, Graue ha sido incapaz de garantizarle condiciones de protección y auxilio a la comunidad universitaria. Y esa era su principal responsabilidad como rector.
Y si de críticas se trata, tenemos que decir que el rector ha sido incapaz de garantizarle condiciones de protección y auxilio a los profesores y profesoras de asignatura, que, desde hace meses, encabezan un movimiento llamado “La UNAM no paga”, pero que él, ocupado en saquear a la máxima casa de estudios, no ha querido ver, porque, sencillamente, le ha valido un comino.
