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Arreando al Elefante | Sin conciencia

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Ana María Vázquez

Poca sensibilidad, nula conciencia ecológica, deficiente planeación urbana y en la mayoría de los casos hecha al vapor es lo que se está viendo en varias partes del país, una brutal deforestación muy probablemente ligada a intereses económicos está llevando a regiones bellas y exuberantes a la deforestación, para privilegiar fraccionamientos y plazas comerciales.

Sucede en alcaldías de CDMX como Tlalpan, pero también en Nuevo León, donde están secando los ríos como lo hicieron con el río La Silla, un río por el que siempre corría agua y ahora permanece seco aunque llueva, las bombas colocadas en las cercanías desviaron el cauce y la flora y fauna local están muriendo.

Otro ejemplo grave es el de Xalapa, en donde ni el alcalde Ricardo Ahued, ni el gobernador, Cuitláhuac García han querido o podido establecer un dialogo con los habitantes y asociaciones que protestan por el ecocidio. Ya hay 49 árboles derribados y se planea talar muchos más con el pretexto de “construir un puente” que no solucionará el problema de tráfico ya que todo reside en los altos costos de paso, sin embargo, es también un pretexto para usar y tal vez abusar del presupuesto utilizado para “obras” que dada la nula planeación solo servirán para destruir ecosistemas y no para generar bienestar en los pobladores.

En San Luis Potosí y no obstante haber sido declarada área protegida por decreto presidencial, ahora mismo se construye un edificio, promovido por la empresa Desarrollo del Pedregal como lo ha denunciado la Comunidad de San Juan de Guadalupe en Resistencia, este edificio romperá el paisaje, agudizará la crisis hídrica y dará pie a que se siga fraccionando una zona vital para los pobladores. ¿Cómo frenará el gobernador Ricardo Gallardo este abuso “legal pero inmoral”?

La siguiente guerra será la del agua y ya lo vemos con las privatizaciones, arrasando con los árboles, la flora y la fauna, en muy pocos años dejaremos de ser el oasis que todavía somos.

Ojalá los mencionados en esta columna cumplan con su responsabilidad social, moral e histórica ya que el problema no solamente será para unos cuantos, sino para todos. La modernidad y la movilidad no deben estar peleados con el medioambiente.

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