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Los últimos 35 años habían sido de golpes, amenazas y enfrentamientos continuos, pero no se arrepentía; por el contrario, se sentía satisfecho.
CIUDAD DE MÉXICO. – Para Gerardo Fernández Noroña, los últimos 35 años habían sido de golpes, amenazas y enfrentamientos continuos, pero no se arrepentía; por el contrario, se sentía satisfecho.
Desde mediados de 2021, el presidente López Obrador inauguró lo que en los corrillos políticos etiquetan como “El club de las corcholatas”, iniciándose así la carrera por la sucesión presidencial más larga en la historia reciente de México en la que, desde entonces, cuatro nombres han acaparado las charlas y los espacios informativos: Claudia, Marcelo, Adán Augusto, Ricardo. Y él estaba seguro de que Gerardo, su nombre, debería también de figurar en ese “club”, pues tenía posibilidades de ser el sucesor del tabasqueño.
Asamblea informativa en San Juan del Río, Querétaro. pic.twitter.com/i2i9bX9xem
— Fernández Noroña (@fernandeznorona) August 17, 2023
López Obrador rompió una larga tradición en la política a la mexicana. La carrera por la sucesión presidencial arrancaba, abiertamente, en el último año del presidente en turno y no a mediados del sexenio. Solo a alguien como el tabasqueño, se le había ocurrido adelantarla y “destapar” simultáneamente a cuatro de sus posibles sucesores en la Presidencia.
Noroña es Pueblo. pic.twitter.com/uIF2a0bIJe
— Fernández Noroña (@fernandeznorona) August 17, 2023
Entre los cuatro morenistas citados y el contestatario y polémico Fernández Noroña, que llevaba a cabo prácticamente todo lo que ordenaba López Obrador, había una científica y tres abogados. De este modo, el licenciado en Sociología no creía que le llevaran ventaja. El único peligro podía venir únicamente del mismo presidente, si se inclinaba por alguno de los cuatro. Pero no lo creía. Pensando así, el martes 13 de junio de 2023, solicitó licencia en la Cámara de Diputados, para poder participar en la contienda interna de Morena para elegir al candidato a la Presidencia de México en 2024 por la coalición “Juntos haremos Historia” integrada por Morena, el PT y el PVEM.
Cuando levantó la mano para indicar que él también buscaría la Presidencia, su anuncio fue recibido con una lluvia de burlas e incredulidad, que se prolongó durante semanas.
–Se burlan de mí, pero me los voy a chingar –dijo, sin rubor y fiel a su estilo provocador.
Meses antes, su irrupción en la contienda interna de Morena, el PT y el PVEM parecía impensable para quienes no olvidaban sus muchos líos y controversias en los que se vio envuelto durante su larga carrera política. Solo algunos ejemplos: fue duramente criticado en redes sociales cuando el 22 de abril de 2019 como diputado federal, solicitó a la tuitera Mariana Díaz le mandase fotos sin ropa (mientras estaba en China para asistir a un ciclo de conferencias parlamentarias con el Partido Comunista), luego de que esta dijera que “estaba a punto de quitarse la ropa” debido a la ola de calor que azotaba a la Ciudad de México.
Otro ejemplo: “Son una pandilla de hipócritas, racistas y clasistas, eso es lo que son”, contestó en las redes sociales a la actriz y presentadora de televisión, Laisha Wilkins, quien le había cuestionado si “es o se hace” luego de que él le había contestado: “Les responde uno y comienzan a gritar: misógino”, para después llamarla “Laisha Whiskas”, en alusión al alimento para gatos.
El 20 de mayo lo acusaron de “clasista”, por denigrar a un empleado cuando se presentó en las oficinas de Twitter en la Ciudad de México, para “protestar” porque supuestamente le habían bloqueado sus tuits. Cuando llegó, el trabajador de la empresa que lo recibió le preguntó: “¿A qué viene?”, a lo que Noroña le contestó: “a reclamar, y no me hables como si fueras el dueño, pues solo eres un empleado y yo, no trato con empleados”.
Muy bien en San Juan del Río. pic.twitter.com/eYe89ATk1V
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El licenciado en Sociología era también como el resto de los políticos. En no pocas ocasiones, como buenos “compadres”, se le vio platicando con los panistas, a los que minutos antes, desde la tribuna parlamentaria, los había “atacado”, llamándolos “paniaguados” y diciéndoles “sus verdades”. Actitudes que generaban suspicacias y desconfianza entre sus mismos seguidores. Aun así, varias encuestas, al día de hoy, lo sitúan en el tercer lugar entre el resto de las “corcholatas” porque, dicen, tiene una imagen “cercana al pueblo”. Y él, el licenciado en Sociología dice:
–Decían que no iba a llegar a esta final y aquí estoy.
Soy el Noroña de siempre.
A diferencia de otros aspirantes, en sus primeros días de recorridos por el país evitó formular propuestas después de que el INE dictara medidas cautelares, luego de que la oposición se quejó de que la contienda de Morena era una precampaña adelantada por la presidencia.
–Este proceso interno está limitadísimo… Apenas sacas la cabeza, te agarran a palazos.
También es crítico de algunas reglas que se pactaron en el Consejo Nacional de Morena el pasado 11 de junio, como la ausencia de debates, lo que califica como “un despropósito”.
–En mis compañeros hay miedo al debate y a una contienda en condiciones de equidad que, por supuesto, no existen –dice, tras de también cuestionar la prohibición de dar entrevistas a “medios reaccionarios”, que después se levantó ante las críticas del propio López Obrador.
Critica a quienes han pedido “piso parejo”.
–Cuando hablan de piso parejo, les da miedo decir lo que verdaderamente está sucediendo: una campaña con todo el aparato a favor de una sola aspiración –dice, aunque cuida no decir nombres.
Dice que no se queja de nada, pero es evidente que “está toda la estructura política de nuestro movimiento al servicio de una aspiración”
–Y con todo y eso, les voy a ganar… ¿Quién dice que el tercer lugar no se puede colar al primero?… No estoy obsesionado, ni haciendo desfiguros ni quedando bien con nadie. Hago lo que está en mis manos, como lo he hecho siempre; no estoy haciendo nada diferente. Soy el Noroña de siempre (FIN).
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