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Ana María Vázquez
Esta sociedad premia el éxito, no importa cómo se haya conseguido: a costa del detrimento del país, negocios sucios, empresas offshore, paraísos fiscales. Triunfó y se ha ganado el discutible “derecho” de humillar, denostar, pisotear a cualquiera que considere “inferior”, pero todo debe perdonársele porque es dueño y no empleado, “sirve a sí mismo” y no a otros, entendiendo el concepto de servir, como el de la más baja escala social.
Investigado por la UIF, poseedor de cuentas en paraísos fiscales donde difícilmente pueden ser rastreadas, involucrado en los Panamá Papers”, el dueño y/o accionista de más de 40 empresas entre las que destacan Tv Azteca, Elektra y Banco Azteca, tiene un equipo de golpeadores que en ocasiones manejan sus redes sociales según él mismo ha admitido. Sus golpes mediáticos han sido fundamentados sacando de contexto declaraciones, difamando y mintiendo en la televisora concesionada por el Estado. Usándolo como arma política desde que descubrió su poder, en las maratónicas (y difamatorias) coberturas de la muerte de Paco Stanley.
Los puntos oscuros de este empresario son muchos, quizá los más importantes son los de Codisco SLL, empresa creada por él en Barbados para comprar deudas de su propia empresa en quiebra, UNEFON, para recomprarlas con ganancia; y Fertinal, en la que documenta el investigador (y al que Salinas demandó), Mathieu Tourliere, constituyó un grupo de empresas fachada para Asociarse a Grupo Fertinal en 2015 y por la que, afirma el investigador, hubo un reparto de 51 millones de dólares.
¿Cuáles podrían ser las razones de los ataques del magnate?, ¿La disminución que se ha venido ejerciendo del gobierno por concepto de publicidad oficial?; ¿La alianza con Grupo Prisa, cuya filial, Santillana, perdió millones al cancelarse los contratos por los libros de texto?; ¿La investigación de la UIF por lavado de dinero?; ¿El adeudo con el SAT y que niega a pagar?
Apenas la semana pasada, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa falló en contra del empresario y determinó que Elektra deberá pagar al SAT los 2 mil millones de pesos, pero la nota pasó casi inadvertida ¿Tanta estridencia será para tapar la noticia?
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