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Antonio Attolini Murra
Nunca he visto que ningún periodista insista, de manera tajante y con vehemencia, a Marcelo, a Adán, a Gerardo, a Ricardo o a Manuel que acepten que “siguen instrucciones”, “acatan órdenes” y que los “maneja” el Presidente de la República. Bueno, a Claudia Sheinbaum Pardo un periodista en una confrontación de 70 segundos en un video que circula en redes sociales fue exactamente lo que le hicieron. La doctora incluso se ríe y dice que “por qué tanta violencia”, después de contestar cada una de sus preguntas de manera parsimoniosa. Incluso dice que si ese es el tono que va a seguir la entrevista, que ella le sigue, pero que no le ve necesidad.
Preguntas, también, sobre los espectaculares que han aparecido en Tabasco, con la cantidad específica que se han puesto, quiénes lo han puesto y cuánto han costado. ¿Para qué? Es cuestión de preguntarle a los operadores de dichos espectaculares y pedirles que entreguen el contrato entre el proveedor y el medio de comunicación, ¡tan tan! ¿Es violenta la entrevista? Sí, dado que está fuera de lugar que alguien quiera generar nota a partir del modelo de interrogatorio en un carrusel mediático después de una asamblea informativa. Es un proceso interno, se conceden entrevistas de buena voluntad como para pensar que “raspando los muebles” e imitando el modelo de Jorge Ramos va a poder solventar la incapacidad y limitaciones del periodista a la hora de preguntar.
Ahora resulta que las almas nobles y bienpensantes dicen encontrar la hebra que conecta este ‘desplante’ con su ‘esencia autoritaria’. ¡Por Dios sus ojos, no digan tonterías! No sea uno desquiciado por preguntas sobre el Fiscal General u otro fuera de sí cuando le preguntan por un comentario respecto a una nota en medios nacionales. No se vale.
Fue violento. Y fue digno el papel de Claudia. No más.
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