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El bullying que hizo grande a La Chiquita

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Humberto González pidió la oportunidad que lo entrenaran en el desaparecido gimnasio lupita, donde fue entrenado por Juan Gutiérrez, quien le puso el apodo

 

Ernesto Castellanos Galván

GRUPO CANTÓN

 

CIUDAD DE MÉXICO. – Una de las cosas que se narran en los gimnasios son los pequeños detalles, que posteriormente se hacen grandes, decisivos en la vida de los atletas.

En este caso les contaremos que el apodo de La chiquita se inventó para causarle incomodidad a Humberto González, pero, todo lo contrario, lo engrandeció.

Cuando Humberto González, un joven bajito de estatura que trabajaba en Ciudad Neza como carnicero con su familia decidió presentarse en el desaparecido gimnasio Lupita (Colonia de los Doctores), para pedir que lo entrenaran, pues deseaba ser boxeador, algo pasó que con el paso del tiempo influiría en su carrera.

Humberto llegó al gimnasio y fue recibido por el manager Lupe Sánchez, el cual lo escuchó y lo aceptó. Don Lupe lo mandó con su entrenador Juan Gutiérrez, un tipo joven, vacilador, que se traía de encargo a los peleadores con bromas a veces inocentes, a veces pesadas.

POR PEQUEÑITO

Humberto era ciertamente el más pequeño de la escuadra de boxeadores de Lupe Sánchez. Juan Gutiérrez aceptó entrenarlo, y con su ironía de siempre le dijo: “Mira, por tu estatura te voy a decir El Chiquito. ¡No, mejor La Chiquita!”. Juan le hacía de esa forma bullying para cotorrear a los peleadores.

Y el mote se le quedó. Para nombrarlo, todo mundo le llamó La Chiquita. Y con ese apodo fue anunciado desde sus inicios.

Pero resulta que ese apodo incómodo fue de gran beneficio para Humberto González, ya que como La Chiquita fue un tiro entre los aficionados.

Y cuando Humberto debuto en Estados Unidos en 1990, su fama de noqueador y su apodo provocaron que el público llenara El Forum de La Avenida de los Campeones, en Inglewood, cerca de Los Angeles. Esa noche noqueó espectacularmente al cubano Luis Monzote, un 4 de junio, y fue increíble ver a la multitud corear el apodo: “¡Chiquita, Chiquita, Chiquita!”.

Y es que se nota que esa palabra llama mucha atención a los gabachos, por eso adoran la canción “Chiquitita” del grupo ABBA. Es una palabra agradable para la gringada. Y desde el triunfo sobre Monzote, Humberto se volvió un ídolo en Estados Unidos, en donde peleó muchas veces, siempre ante llenos totales.

La Chiquita González ha sido uno de los mejores campeones mundiales mexicanos de la historia, por su pegada y estilo comercial llevó siempre legiones a las arenas, lo mismo en México que en Estados Unidos. Son memorables sus encuentros con Michael Carbajal, Juan Domingo Córdoba, Napa Katwanchai, Melchor Cob, Domingo Sosa, y muchos más.

Pero en Estados Unidos si Humberto jaló gente, fue por su calidad, y el apodo que le puso el irónico Juan Gutiérrez para hacerle bullying. Pero resulta que Juanito le hizo un gran favor.

Nos enteramos que Juan Gutiérrez falleció recientemente, era cargado pero agradable, con la prensa se llevó genial. Descanse en paz, el hombre que, sin quererlo, lanzó al estrellato a Humberto González, y claro, a ganar muchos dólares.

Humberto acepta con buen humor y filosofía su situación. Siempre ha dicho que todos o casi todos sus rivales en el ring fueron más altos que él, y hace bromas con el hecho de que su esposa, doña Margarita, con la que ha formado un feliz matrimonio, es más alta que él.

Nosotros que asistimos en Estados Unidos a varias contiendas de Humberto, y siempre salimos de las arenas motivados, de ver la entrega de la gente, lo mismo chicanos, que sajones, orientales o gente de color a favor del carnicero de Neza.

PUNCH

Humberto La Chiquita González, se retiró del profesionalismo con un palmarés de 43 victorias (30 por nocaut) y tres derrotas, siendo la última en 1995.

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