31 lecturas
Abraham Mendieta
Sabían que la del Estado de México era una elección de riesgo, y por eso no permitieron que el PAN tomara ninguna decisión relacionada, ni con los candidatos, ni con la estrategia de campaña, ni mucho menos con la operación electoral del día de los comicios. Mucho menos el PRD, que aún gobierna algunos municipios al sur de la entidad.
Y ni aún así le alcanzó al PRI para enfrentar esta última semana arriba en las encuestas. No hay otra respuesta posible, erraron en el cálculo durante todo el proceso. En primer lugar, y menos importante, que Movimiento Ciudadano no presentara candidato en la elección del Estado de México, implicó que un pequeño porcentaje de votos ajenos a MORENA llegasen a las urnas. Era un voto anti PRIAN, definitivamente, pero también representaba a ese pequeño sector que se encuentra entre dos aguas, y no confía en la 4T.
En segundo lugar, el gobernador Alfredo del Mazo, aunque hubiera deseado con todo su corazón heredar el poder a Alejandra Del Moral, no pudo meter tanto las manos como en anteriores procesos. Eso no quiere decir que no lo hiciera: la Tarjeta Rosa, la operación de sus alcaldes en los municipios, la participación de funcionarios públicos en las campañas, el financiamiento público, pero definitivamente no tuvo el mismo margen que su predecesor en 2017.
Tampoco esto quiere decir que el propio día de la elección no haya sorpresas, y veamos una actuación mafiosa, violenta y exacerbada por parte del gobierno del Estado, sin embargo, como los delitos electorales, ya ameritan, prisión preventiva, todas y todos se tendrán que moderar, especialmente cuando las previsiones de impunidad futura son poco halagüeñas ante la previsible pérdida del poder político.
Además, MORENA ya ha perfeccionado lo suficiente su estrategia para la defensa del voto en las casillas. Para desgracia del priismo mexiquense, que está apunto de ver como se les va de las manos la posibilidad de cumplir un siglo en el poder, los ojos de todo el país estarán puestos en esta elección fundamental en la que no solo se define a la futura gobernadora del Estado de México, sino también, en caso de derrota opositora, la imposibilidad de su alianza para ser mínimamente competitivos para el 2024.
Lee también: Manifiesto | Las causas de la política