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Sebastián Ramírez Mendoza
Ayer celebramos y reconocimos la labor de quienes ejercen una de las profesiones más nobles y más importantes en nuestra sociedad: las y los maestros. El presidente López Obrador aprovechó la fecha para anunciar una gran noticia, el aumento del 8.2% en los salarios de todas las personas que trabajan en la educación pública, de tal manera que ningún maestro o maestra ganará menos de 16 mil pesos mensuales.
Es importante nunca olvidar cómo en el periodo neoliberal se persiguió, reprimió y criminalizó al magisterio por buscar mejores condiciones para ejercer la docencia, a la par, por supuesto, de una fuerte campaña de desprestigio contra los maestros con el fin de ganar simpatías entre la opinión pública para justificar reformas privatizadoras.
En nuestra historia son incontables los movimientos en torno a causas justas que se gestaron desde los salones de clases especialmente del sur del país. Desafortunadamente durante el viejo régimen se socavaron las luchas de tantas y tantos dirigentes sociales que impulsaron transformaciones desde las aulas, dándoles un trato insultante a pesar del papel tan fundamental que juegan en cualquier sociedad. El respaldo de las y los maestros de la educación pública al proyecto del presidente López Obrador es fácil de entender, se está dignificando después de décadas su labor, a la vez que se están comenzando a reparar daños profundos como los que sufrió su sistema de pensiones y servicios de salud y seguridad social.
Otra de las apuestas más interesantes de la Nueva Escuela Mexicana , es la participación activa de madres y padres de familia en el diseño de los contenidos de los programas escolares. Actualmente son ellas y ellos, de la mano del magisterio quienes están elaborando lo que contendrán los libros de texto para el próximo ciclo escolar, con una orientación científica y humanista. Nunca subestimemos la influencia que puede tener un docente en la vida de nuestras y nuestros jóvenes, y nunca dejemos de reconocer el trabajo tan noble que desempeñan en la formación de las nuevas generaciones. ¡Qué vivan las maestras y los maestros de México!
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