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Sebastián Ramírez Mendoza
Este fin de semana, la senadora panista, Lilly Téllez tuvo un encuentro en Aguascalientes, en donde finalmente reconoció lo poco atractivo que resulta a la ciudadanía la oferta política del PAN. A este ataque de honestidad también se sumaron otras declaraciones, como que “no había que avergonzarse por representar a la derecha moderna”.
Hace unos meses, la señora Téllez y otro grupo de senadores del PAN recibieron a Santiago Abascal, representante de VOX, el partido español de ultraderecha, en el Senado de la República, para firmar la llamada “Carta de Madrid”, misma que tenía por objetivo frenar el comunismo en América. A pesar de que unas horas después, los panistas se arrepintieron y trataron de deslindarse de sus compañeros del continente europeo, las posturas que constantemente asumen, especialmente frente al reconocimiento de derechos y libertades, evidencia la cercanía del panismo con aquel pensamiento extremista y conservador.
A la vez que, con su clásica estridencia, cuestionan lo malo que hay en defender la propiedad privada, la vida o la familia, exhiben su profundo rechazo a lo colectivo, a la diversidad y al derecho a las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. A pesar de lo anterior, el hecho de que finalmente los panistas se reconozcan abiertamente en el lugar del compás ideológico al que históricamente han pertenecido, no puede ser malo. En cualquier democracia es importante para la ciudadanía saber cuáles son los valores y las causas detrás de una organización partidista, y aunque el PAN nunca ha tenido reparo en mostrar su clasismo, racismo y sus posturas en contra de las minorías más oprimidas, pocos son los cuadros que lo han asumido públicamente, como ocurrió este fin de semana.
Actualmente tenemos dos opciones y dos proyectos de nación que resultan incompatibles, una que incluye desde hace décadas una serie de luchas de las y los más olvidados y que cree en la justicia social como el camino para transformar vidas, y otra que está alineada a la más anacrónica ultraderecha, cuyas expresiones son bien conocidas en distintas partes del mundo, en México se conoce como el Partido Acción Nacional.
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